dijous, 5 d’agost del 2010

El 40% de los españoles culpa a la mujer por la violencia de género.


Hoy, leyendo el Diario Público encuentro este artículo. El argumento utilizado es el de que siguen conviviendo con su maltratador, aún después de sufrir las mayores vejaciones y amenazas. Pero el problema no reside ahí, pues esas mismas personas se acobardarían ante cualquier amenaza proferida por un ser violento contra su propia persona o la de cualquiera de sus familiares, y se sentiría como el persoaje de Kafka en El proceso, impotente ante las enormes puertas de la justicia, que jamás se abren para él.

El auténtico drama reside en unas estructuras sociales violentas, que fomentan una cultura de menosprecio hacia las mujeres que deciden vivir su vida en libertad, que se atreven a reivindicar las mismas oportunidades que el hombre en una sociedad patriarcal o de sexo/género (cada cual que elija la nomenclatura). Producida la amenaza, no existen ni recursos para emanciparse del agresor, lo que en sí ya es una forma de violencia, según los politólogos Johan Galtung o Susan George, ni la sociedad puede garantizar su seguridad por carecer de los medios para proteger a todos sus ciudadanos, y menos aún a los más indefensos.

Yo tenía un profesora de alemán, que abandonó su trabajo en nuestro país para estar con los suyos cuando se produjo la unificación de Alemania, que me decía algo muy inquietante para mí: "Tengo miedo de caer en la pobreza, cuando llegue a mi país". ¿Alguno de los que piensan como hemos expuesto arriba, se hace alguna vez esta pregunta? ¿Puede acabar temiendo, si se encuentra en la precariedad, denunciar a sus agresores ? Creo que lo debían pensar, y no añadir un factor más de rechazo hacia la gente que, por cualquier razón, se encuentra desempoderada.

La miseria y el dinero son los padres de las adicciones, bien sea por el al alcohol, las drogas o el sexo,y deja muchas víctimas en su camino. Pero esto va con todos nosotros, y nadie sabe cómo actuaría al verse involucrador en uno de estos problemas. Educar es prevenir, en la familia y en la escuela; pero educar conociendo el comportamiento humano y sus contradicciones y no imponiendo patrones, que son violentados constantemente, porque no se ajustan a la realidad. Recordad: creas lo que crees, aunque no se corresponda con tus aspiraciones más humanas.

Desde sectores educativos se están realizando serios esfuerzos por educar a la sociedad, incluídas muchas mujeres que son sus peores enemigos; ahora hace falta que no se desentienda el resto de la población y que no olvide nunca que los que pueden, por cualquier causa, intentarán siempre desempoderar a los que consideran más débiles por razones de sexo, edad, enfermedad, condición social, raza...sean hombres o mujeres. Y que, como decía mi profesora alemana, todos podemos caer en la pobreza y sufrir los horrores que consentimos con nuestra indiferencia. Aconsejamos ver Cuentos asombrosos de Steven Spielberg.



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