dimarts, 18 de maig del 2010

Paul Schrader, los hijos del maltrato


La infancia de Paul Shrader marcó su obra; de padres calvinistas de origen holandés, miembros de la Iglesia Cristiana Reformada, no vio una película, ni siquiera la televisión, hasta cumplir dieciocho años, lo que demuestra que, como decía García Lorca, cuando un hombre se coloca en su camino, no hay nadie que le aparte de él. Como en otros autores, su educación generó unos monstruos, que tomarán vida en sus películas: la religión, la familia, las relaciones sexuales frustradas, la imposibilidad de la pareja, los personajes autodestructivos. El filme que hoy analizamos es el resultado de un cóctel que contiene todos estos ingredientes. El holandés es un personaje de fuertes convicciones marxistas y una de las figuras más inquietantes que ha formado el protestantismo norteamericano de la segunda mitad del siglo XX.

Rodriguez Marchante definió Aflición como una "versión country" de Bergman. El propio Schrader confiesa que Los Comulgantes del sueco es su obra preferida. Las dos películas son de una frialdad cruel, en las que el silencio de Dios destaca sobre la tragedia de los hombres, invadidos por un sentimiento de culpa. Culpa de la ex-mujer de Wade por haberlo abandonado, de su hija, por cuya custodia lucha, que no quiere estar con él y que defenderá a su amante (Sissy Spacek ) cuando éste le intente agredir, del hermano que huye a su puesto de profesor y deja que se produzca la tragedia, de la colectividad que mira con indiferencia la violencia de la situación.

Wade (Nick Nolte), su hermano Rolfe (Williem Defoe) y la madre de ambos son maltratados por el padre, un fascista natural, tanto física como psicológicamente. Cuando los hijos abandonan el hogar, ya adultos, la madre padece en silencio y solitaria las penalidades que conlleva su vida en pareja. Al final muere congelada, por ahorrar calefacción, no alcohol para el marido. Solos padre e hijo, el enfrentameinto violento está predestinado. Muerto el patriarca, el hijo le declara su amor, ese amor enfermo que el torturado siente por su torturador.

Mientrars se incuba la tragedia, en el pueblo tranquilo en el que vive, es asesinado un dirigente sindical, que parece que ha descubierto una trama de corrupción basada en la recalificación de terrenos para construir edificios; Wade señala a su amigo Jack , como autor del asesinato. Resolver este crimen es vivido por el protagonista como la única solución para su rehabilitación social. A la violencia individual y de género se suma la violencia estructural, basada en motivos económicos.

El filme está estructurado como un enorme flash-back, en el que Rolfe reflexiona sobre los acontecimientos que dieron lugar a la desaparición de su hermano y acaba con la reflexión que reproducimos a continuación.


Escena 7. ¿Quién no tiene aflicción?
(Wade en la cocina mirando por la ventana el cobertizo ardiendo al fondo.
Oímos la voz en off de Rolfe)
Rolfe Los hechos históricos son bien conocidos. En todo
Lawford, en todo New Hampshire, en parte de
Massachusetts. Los hechos no hacen historia. Nuestras
historias, la de Wade y la mía, describen la vida de niños y
hombres durante miles de años. Niños maltratados por sus
padres, cuya capacidad para amar y confiar fue mutilada
casi al nacer. Hombres sin otro contacto con los demás
humanos que el distanciamiento, como si ya no hubiera
vida. Así es como evitamos acabar a su vez con nuestros
hijos y aterrar a las mujeres que tienen la desgracia de
amarnos. Así eludimos una tradición de violencia
masculina, y rechazamos la seducción de la venganza. El
furgón de Jack apareció tres días después en Toronto.
Wade mató a Jack,
(Vemos, en la nieva a Wade disparar a Jack)
tan seguro como que Jack no mató a Evan Twombley, ni
por accidente. La conexión entre Jack y Twombley,
LaRiviere y Mel Gordon existió sólo en la inquieta mente de
Wade, y brevemente, lo admito, también en la mía.
(Ahora la casa se pasea por la casa vacía)
LaRiviere y Mel Gordon sí hicieron negocios. El complejo
de esquí Parker Mountain tiene mucha publicidad. La
comunidad de Lawford como tal ya no existe, es una zona
económica entre Littleton y Catamount. La casa sigue a
nombre de Wade y yo pago la contribución. Continúa
vacía. De vez en cuando me acerco con el coche y me
pregunto por qué no la dejo, por qué no vendérsela a
LaRiviere y que construya sus apartamentos. Queremos
creer que Wade murió aquel mismo noviembre, congelado
en algún banco o cuneta. Es incomprensible cómo un








Como vemos son muchos los autores que, desde hace mucho tiempo, se ocupan de la violencia de género y sus repercusiones en los hijos., como Paul Schrader. Como ya venimos diciendo el cine contribuye a la educación de los ciudadanos y a la humanización de la sociedad.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Gràcies per deixar-nos el teu comentari.