dijous, 20 de maig del 2010

Desempoderamiento y violencia de género


Maite Sarrió Catalá define la violencia de género como la violencia que ejerce el sistema patriarcal sobre mujeres y hombres en distintas formas y grados en base al sistema sexo/género y la que nos autogeneramos para intentar cumplir con el mandato de género asignado.El género, dimensión construida en base a creencias estereotipadas, es un elemento de violencia, de dominación, desde el cual el sistema ejerce su dominio sobre mujeres y hombres. Es la sinergia del Patriarcado, como sistema político de dominación y escisión de la identidad de las personas, y del capitalismo, como sistema de explotación, responsable de educar para la violencia y el desempoderamiento.

Siguiendo con esta autora, la aculturación y socialización reralizada desde nuestro sistema social es violenta, puesto que el potencial de creación de mujeres y hombres es mucho mayor que el que se nos permite desarrollar, atentando contra nuestra libertad; es decir, la violencia de género va más allá de la violencia que se ejerce contra las mujeres en cualquier ámbito, incluidas las relaciones de pareja.La violencia de la que hablan los medios de comunicación es la punta de un iceberg, lo externo, lo visible. En la base están las creencias y los elementos subjetivos, desempoderantes y violentos, pertenecientes a estructuras y sistemas que se reproducen de generación en generación y que permanecen ocultos, y que son prácticamente invisibles de generación en generación


La identidad es política, ya que la socialización de las personas se realiza en base a unos intereses socioeconómicos determinados, que segrega a los seres humanos en géneros, cuya consecuencia es la separación de los sexos según sus cualidades internas que determinan los roles y espacios externos.

Tanto los hombres como las mujeres son responsables y víctimas del sistema creado y de las creencias que lo sustentan, en las que creemos sin cuestionarlas, convirtiéndolas en realidad, primero en nuestra subjetividad y después a través de nuestras acciones. Puesto que nuestra identidad (creencias y pensamientos) se basa en elementos sexistas, la realidad que generamos es sexista, igual que nuestras instituciones de cualquier tipo, incluso las de pareja..

La violencia de género es transversal e impregna todas las culturas y clases sociales y se ejerce en cualquier ámbito o espacio: familiar y doméstico, relación de pareja, medios de comunicación , escuelas y universidades, empresas, productos culturales o industriales...

"Los altos índice de maltrato, acoso, explotación, mutilaciones, violaciones, la discriminación laboral, la feminización de la pobreza, la escasa corresponabilidad familiar, la sumisión en las relaciones de la vida cotidiana, su escaso acceso a puestos de responsabilidad, su alejamiento de la tecnologías y las profesiones masculinas y otras muchas cuestiones todavía sitúan a las mujeres en condiciones de desempoderamiento y subordinación respecto a los hombres. Al mismo tiempo, los hombres son excluidos de las actitudes, roles y espacios considerados femeninos, constituyéndose así identidades violentadas por la escisión de género (que nos separa en roles e identidades "rosa y azul",) relaciones violentas entre mujeres y hombres y unas estructuras sociales no igualitarias y diversas".


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