dissabte, 18 de setembre del 2010

John Boorman. Zardoz. La distopía psicodélica


Tony García Ramón abre su opúsculo que acompaña a la última entrega de ciencia-ficción de El País, con una cita de Paul McCartney: "Si los políticos usaran LSD, no habría más guerras, o pobreza o hambre". Pero yo me pregunto por qué siempre la pagan los políticos. El propio García Ramón se pone la venda antes de la herida y justifica esta elección para una colección reducida de filmes, realizada por este periódico de tirada nacional, y, hasta ahora, de cierto prestigio: "(...) la elección se basa en criterios estrictamente subjetivos (aunque probablemente lo de 'criterio' y 'subjetivo' se algo redundante). Lo que queremos decir es que hay pocas películas que susciten la unanimidad (...) A algunos les parecerá una broma (graciosa o de mal gusto, dependiendo siempre del receptor ) que esta minúscula película del legendario John Boorman haya encontrado su hueco en una colección tan reducida como la que nos ocupa (...) Sea como fuere, entre todos logramos llevar a cabo uno de los proyectos más marcianos de la década de los setenta, y que a pesar de los zarpazos de la crítica en el momento de su estreno logró convertirse en uno de esos títulos que consiguen trascender su aspecto para acabar siendo tildados con el calificativo que más gusta a los cinéfilos: 'De culto' (...) Zardoz aparece - y ahí radica su grandeza - tanto en listas donde se habla de' lo mejor de lo peor' como en aquellas donde se la sacraliza por lo desenfadado de su puesta en escena y lo 'afilado' de sus virtudes, incluyendo el - ya mencionado- vestuario de Connery. ¿Y para qué contamos todo ésto ? Pues para que el aficionado que ha decidido que esta serie es algo valioso para su colección de DVD no tenga la tentación de pensar que con 'Zardoz' nos ha dado por tomarle el pelo. Eso sí, que nadie espere encontrarse con la obra maestra definitiva o con una película de ciencia-ficción al uso ya que el enfado puede ser de aúpa". El cartel ofende a los sentidos menos cultivados.

Nos encontramos ante el film más patético, horrendo, pedante, tortilla de teorías psicológicas y filosóficas indigesta, que analizaremos con atención, y una burla a los 'cinéfilos listillos' que se tragan todo, especialmente cuando no entienden nada. Para poder transmitir algo tiene que haber una tesis clara, que en este caso brilla por su ausencia, y no meterlo todo en un thermomix, que tiene el defecto de que, sea cual sea la receta, el resultado siempre es el mismo. El director de Excalibur y Deliverance decid un buen día reirse de todos sus fans, y para ello contó con la colaboración de Sean Connery, no sólo ridículo por su atuendo sino por su aparición en escena, la mayoría de las veces como un dios hierático rodeado de ninfas. No obstante algunos quieren levantar su muro particular y elevarse por encima del común de los mortales.

Pero hasta la biografía es de chiste: "sus padres estaban cómodamente instalados en la clase media y decidieron que a pesar de que ellos no profesaban la religión católica su hijo estudiaría en una escuela salesiana (...) Cuando contaba con 17 años Boorman ya estaba trabajando para llevar algo de dinero a casa (... )ejercía igual de chico de los recados que limpiaba cristales, etc...Algun@s que yo conozco se consideran de la clase media alta porque tienen plasma y coche particular. Así nos va.

Zardoz se rodó en Irlanda, en los Ardmore Estudios, en apenas ocho semanas, y según las malas lenguas una parte del equipo trabajó bajo los efectos de sustancias psicotrópicas, lo que podría explicar algo su resultado, aunque como dice Toni García Ramón, no vale ponerse ceremonioso y esperar que la pantalla escupa arte y/o espectáculo, (...) aunque nadie puede decir cual es la manera correcta de ver el filme. Yo creo que sí: pillándote desprevenid@. Aunque según este mismo el año 1974 fue el del Watergate o de la revolución de los claveles, le debemos recordar que dos años después vio la luz La Guerra de las Galaxias, que cambió toda la cinematografía y que aún no ha sido comprendida por quien busca excusas para este producto.

Comete un tremendo error quien afirma que el hecho de que la acción sea presentada por un mago-falso dios con un turbante indica que no lo debemos tomar en serio; el lenguaje
de la ficción tiene la ventaja de que permite análisis políticos o sociales de calado sin bajar al terreno de lo concreto (cosa que también pretenderá este film que incluso cita, ni más ni menos que a Nietzsche). No vale. Toda la historia se va a producir bajo la égida de un Deus ex machina, una cabezota que emula a una divinidad griega, una especie de Zeus de andar por casa: la piedra volante del dios Zardoz.

La sociedad se ha dividido en dos clases: los ricos y e 'intelectuales' y los 'brutales', que a causa de dedicarse exclusivamente al fornicio se han multiplicado extraordinariamente y deben abandonar la procreación y dedicarse a las armas; unos cuantos de estos salvajes, elegidos, se dedicarán a perpetuar esta especie, a la vez que desempeñan el papel de machoman y exterminadores de los elementos inútiles para el trabajo. Pero por azar , Zed ( el protagonista) descubre los libros, lee El Mago de Oz y llega al lugar donde el mar se encuentra con la tierra: las fronteras de Vortex, donde habitan los privilegiados, más bien privilegiadas ( los pocos hombres que se ven son muy afeminados o muy viejos); estas féminas, entre las que abundan las muñecas hinchables o las apáticas, como han alcanzado la inmortalidad, no tienen apetitos sexuales. Llegarán a un acuerdo: él las inseminará a todas y a cambio ellas le transmitirán todos sus conocimientos (arte, filosofía, marxismo, religiones...). Esta raza superior, con una estructura matriarcal, (menudas malvadas),ante la decadencia del mundo conocido, se apoderaron de todo lo bueno, y tras una selección, las más ricas, poderosas e inteligentes de la raza humana (ya estamos haciendo el potaje), se aislaron para guardar los conocimientos y tesoros de la humanidad, mientras los terrícolas se adentraban en una era de las tinieblas. L@s habitantes del Vortex tuvieron que endurecer los corazones ante el sufrimiento del exterior, para soportar la explotación y exterminio de sus 'esclavos'. Los sabios fueron condenados a un envejecimiento permanente en este mundo de inmortales y recluidos en un geriátrico, por lo que su mayor ambición era morir; había hasta vampiros...Cuando llegaron allí, como el conocimiento exige tiempo, eran ya viejos y estaban cerca de la muerte; como consecuencia se convirtieron en renegados. Los nacidos ya en Vortex los arrinconaron.

Su castigo será que un 'brutal' aprenderá a leer, y su llegada a un mundo en que los hombres son afeminados, su apariencia de machoman provocará una convulsión que animará a las féminas a aspirar a una nueva especie (delirante , menos mal que no la entiende nadie). Para ello hay que romper el tabernáculo, de connotaciones biblicas. Pero ¿ qué es el tabernáculo ? es un diamante de grandes proporciones, una piedra tallada, que es a su vez receptor y emisor del conocimiento del conjunto; omnipresente, omnisciente, como Dios. Recibe la luz refractada de todos y emite imágenes múltiples ( una rayada ). Cada miembro de la comundidad lleva insertado en la frente uno de estos cristales que funciona como transmisor y receptor de estas señales; es decir, todos forman un conjunto indisoluble y unido por toda la eternidad. La única forma de liberarse es mediante la muerte, lo que justifica una masacre final , ejecutada por guerreros ¿brutales?, con una máscara con doble cara, delante y detrás de la cabeza. ¿? Tras una conversación con la que parece la 'jefa' Zed dice: "Quien lucha mucho tiempo con los dragones se convierte en dragón, Nietzsche" (sic)

En esta sociedad sin clase política aparente, los castigos consisten en hacer envejecer a la gente, perdiendo de ese modo su esteticidad, o revivirlos
tras un suicidio. Hay escenas que hoy no sólo serían políticamente incorrectas, sino de juzgado de guardia, como aquella en la que Zed intenta violar a una lugareña en estado comatoso; la enfermedad más común de los habitantes del Vortice es la apatía. A Zed le ofrecen dos posibilidades de castigo: o la apatía, que le convierte en una estatua viviente o el estatus de renegado; ambas son incompatible con un hombre-hombre, un brutal del mundo exterior.

El personaje encarnado por Charlotte Rampling,
Consuella, muy dura con el machoman, identifica el pene con el miedo y la violencia; la sexualidad degrada a la mujer y las miembras ( concepto-martillo de Bibiana ) del Vortice han renunciado a cualquier placer por su voluntad de permanecer alejadas de la mortalidad. Él es mejor que todas ellas juntas, por lo que, al suponer una amenaza para su supervivencia, debe morir. Según García Ramón, tras su llegada, el Vórtice pasa de ser una comuna libre a un squatter anarquista. Zed intenta huir, pero se lo impiden unas barreras invisibles, contra las que aplasta su cara.

El 'brutal', al aprender a leer, descubre que el dios impuesto era un engaño; a ello se une la traición de la divinidad que le rebaja el estatus de exterminador a
granjero; el libro que le revela la farsa es El Mago de Oz, truhán con falsos poderes. En el enfrentamiento final con las féminas, Zed queda ciego y pasa de exterminador a liberador, que debe devolver la muerte a los inmortales (lo que vienen a ser lo mismo que hacía, pero ahora con una 'misión' ).

Debemos recordar que, aunque a finales de la década de los sesenta se produjo el Mayo Francés (1968), el uso social era muy machista, incluso en el mundo psicodélico del rock. Baste con ver las imágenes de ejércitos de adolescentes histéricas gritando a dioses como los Beatles, o evocaciones de aquella época, como Radio Encubierta, de Richard Curtis, en la que mensualmente acudían remesas de mujeres a satisfacer las necesidades sexuales de los machos de la radio pirata, ante el escándalo de los conservadores británicos, que soportaban ésto siempre que se hiciera en privado y sin ostentación. Hoy, con las listas de mujeres asesinadas por violencia de género, ciertas bromas son impensables.
Boorman da una visión del matriarcado que reproduce los efectos perversos del patriarcado y margina a las personas por su edad, su belleza física, su posición social; en el enfrentamiento sexo/género al hombre sólo le resta la clandestinidad, tras su apariencia de mujer.

Pero nuestras objeciones no son sólo de índole moral, sino estético.El film es altamente teatral, los efectos ridículos, las actuaciones de los actores, incluidos Sean Connery y Charlotte Ramplig, mediocres, y el buscar justificación a lo injustificable, a nivel de realización, lamentable. Si Boorman hizo el film enrabietado porque no le habían aceptado el guión para la adaptación de El Señor de los Anillos, lo hiz
o con poco presupuesto o fumado, me parecen excusas de mal pagador. La comparación con los Monthy Phyton no tiene perdón y es injusta, porque sus filmes son inteligentes y bien realizados.

Propuestas didácticas:

Nos damos cuenta de cómo avanza la conciencia general cuando volvemos la vista atrás y comprobamos los filmes que se hacían hace treinta años, que hoy serían impensables. En éste tratan muy mal a las mujeres, y la imagen especular que devuelve el tabernáculo de la sociedad matriarcal es colectiva, dogmática y después de tanto esfuerzo inferior al patriarcado. Parece como si conseguir alguna pequeña cuota de igualdad fuera en contra del hombre. Si hemos añadido el trailer de Radio encubierta es para que comprobéis que en la época de la anarquía, los hippies, la libertad...las mujeres eran el oscuro objeto del deseo de los hombres; su música de acompañamiento.




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