dilluns, 8 de març del 2010

La crítica literaria examina a Martin Scorsese

Shutter Island

Cahiers du Cinéma publica varios artículos de sus colaboradores más habituales a los que, como siempre, guía el intento de definir la política del autor, mediante un seguimiento de los nexos que comunican sus obras, y examinarlos para ver si sus merecimientos son suficientes para entrar en las posibles listas de los mejores realizadores, que sirvan de referente a los demás, incluidos los espectadores. Como siempre están muy bien documentados y, aunque no llegues a estar del todo de acuerdo con ellos, siempre te aportan instrumentos de análisis, armas para utilizar en el futuro.

Carlos F.Heredero escribe el Editorial que refleja la linea de pensamiento de la publicación. Su título es El autor en el laberinto (clara referencia a Kafka), en el que afirma que Shutter Island es una obra-espejo que permite observar cómo el autor se enfrenta al mundo actual con temas nada confortables y controvertidos. Sin abandonar la industria del cine, el mainstream, se adentra en el estudio de la psique humana, realizando el film más desestabilizador y alucinógeno de todas sus películas. Esto le convierte en un autor contrabandista, que esconde lo que en realidad nos quieren vender.

Carlos Losilla, en su artículo Evolución de la autoría (con la excusa de Martin Escorsese), afirma que Escorsese "interpela el concepto de autoría europea instaurado por la Nouvelle Vague al tiempo que se infiltra en la tradición hollywodiense", tal como nosotras pensamos.

José Enrique Monterde en Resistencia y claudicación, cree que una de las consecuencias de los movie brats en la renovación que llevó a cabo el "nuevo Hollywood", a principios de los 70, fue la introducción en la gran industria cinematográfica americana del concepto de autor, en su voluntad de cruce entre la modernicdad europea y el clasicismo hollywoodiense, que manifestaron Escorsese, Coppola, De Palma, Bogdanovich...Con el paso del tiempo la lógica hollywoodiense, tras el fracaso de películas, como Apocalypse Now, la dimensión industrial irá predominando sobre el autoral, sin por ello renunciar al valor de cambio de nombres como Spielberg, Lucas o Coppola.

André Bazín decía: 
...la autoría consiste, en suma, en elegir el factor personal como criterio de referencia en la creación artística, para después postular su permanencia e incluso su progreso de una obra a la siguiente. Se reconoce la existencia de filmes importantes o de calidad que escapan a este sistema, pero justamente antes se preferirán sistemáticamente aquellos en los que consta, aunque sea en filigrana, el blasón del autor, fuesen incluso realizadas sobre el peor guión de circunstancias..."
Ángel Quintana en Kafka en la isla infernal , afirma que Shutter Island, inspirada en la obra de Dennis Lehane, tiene como motor a Kafka, tanto en los aspectos narrativos como en los juegos metafóricos que rigen la historia. El artista desafía lo verosimil; Teddy Daniels es un sujeto atrapado en la tenue frontera que separa la bondad de la monstruosidad. Es el hombre herido por los efectos de la barbarie, el ser humano que quiere olvidar sus propios traumas, convirtiéndose en prisionero de sus delirios. Es el sujeto simbólico de la América de los años 50 que arrastra al horror colectivo e intenta usar extrañas fortificaciones mentales para superar una violencia que condiciona la idea del progreso y la falsa bondad de su propio país: los cadáveres de Auschwitz, Normandía e Hirosima gravitan sobre los acantilados de Shutter Island.
Dennis Lehane
Las fortificaciones psiquiátricas son el refugio de esa alienación generada como consecuencia de la crisis de la moral y tras sus turbios corredores se esconden las tribulaciones de unos vencedores empecinados en aniquilar la disidencia.



Joseph K. el protagonista de El proceso, cree que pertenece al mismo mundo que lo procesa y piensa que podrá vencer porque tiene una buena condición social y no se da cuenta de que ha sido expulado de la existencia ordinaria; él persiste en su empeño y su límite es el cansancio físico; Teddy Daniels sería la extrapolación de un sujeto atrapado entre la bondad y la monstruosidad, que cree que es capaz de controlar su propio mundo y que la lógica de su visión corresponde a la realidad, igual que Johnny Barret, protagonista de Corredor sin retorno de Samuel Fuller. No se da cuenta de que está perdido en el laberinto y que al final del mismo sólo existe el Minotauro. De hecho el espectro de su mujer, Dolores, le pide que no vaya al faro, el final del camino, aislado de Shutter Island y al que sólo se accede a nado. Allí le espera una realidad que le devorará como el monstruo mítico.





Sergi Sánchez en El enemigo interior interpreta la pesadilla recurrente de Teddy, ante los cadáveres judios de Dachau, como las de un hombre que vive en el miedo, traumatizado por las imágenes-origen de las víctimas del holocausto, cuya visión provocó en la sociedad un trauma que intenta esconder bajo la armadura de una superioridad moral. Según este crítico, todos los personajes de Scorsese tienen ese toque conspiranóico de la América de Eisenhower y el Senador Mac.Arthy, época en que se sitúa la acción.

Carlos Riviriego en El cine que habita en Shutter Island. afirma que Scorsese nos tralada a la Era de la ansiedad, años cincuenta, marcados por la II Guerra Mundial.

Todos estos críticos, además de bucear en la obra de un autor, parece que, y es posible que no interprete bien, ven el film como una gran metáfora del americano medio que, cargando en sus epaldas con un sentimiento de culpa, por haber intervenido en las guerras guiados por un sentimiento imperialista, se introduce en un laberinto kafkiano, al final del cual sólo estará esta verdad irreductible que los aniquilará. Yo creo que ese sentimiento, en 1954, ni ahora tan siquiera, es tan generalizado, y ese pueblo ha estado muy orgulloso de ser el salvador de la democracia tal y como la entienden; las posteriores intervenciones, mucho más dudosas (Vietnan, Yugoeslavia, Afgnistan o Irak ) sí han generado esa incertidumbre, que se refleja en el cine, en múltiples films mucho más livianos. Si es cierto que el protagonista, Teddy Daniels, se atribuye una matanza que no ha cometido, pero borra de su mente otros hechos luctuosos que se han producido en su entorno, posiblemente como consecuencia de las alteraciones psíquicas que han afectado y afectan a los soldados americanos que realizan incursiones al horror humano y acaban suicidándose (En el Valle de Elah) o matando a sus mujeres e hijos. Pero, en la historia alternativa que el personaje genera, aflora una resistencia a prácticas históricas, que no se pueden generalizar y hacer culpable a toda la humanidad, para no caer en el antihistoricismo, como son la acusación a los nazis de experimentar con seres humanos, o al Comité de Actividades Antiamericanas de lobotomizar a los disidentes.

Angel Quintana afirma que el reto de Martin Escorsese "no reside en construir una trama que se desplace progresivamente hacia lo onírico o lo absurdo, sino en buscar el modo en que se filtra una cierta verosimilitad dentro de algo que no cesa de traicionar su propia verosimilitud. Desde esta perspectiva, la lección de Franz Kafka actúa como una implacable receta". Pero como el mismo autor afirma "Las primeras imágenes nos introducen en un tiempos y un espacio concreto: Boston, 1954"; tampoco explica nadie por qué el protagonista lleva una tirita (¿otra intrusión de la realidad ?) , que sólo pierde cuando desemboca en el final de laberinto. ¿Acaso estaba herido Leonardo DiCaprio?

Muchas víctimas del "Dr.Vergerus" ( el propio Scorsese se jacta de ser un gran admirador de Bergman, el autor por excelencia) son mujeres, desde la primera que encuentra al entrar en el psiquiátrico hasta la doctora Solange ¿Por qué ? Para muchos el feminismo niega los conflictos de clase, porque rompe la cohesión del género, pero esto precisa mayor aclaración. La acusación de matar a sus hijos pasa de una a otra mujer, e incluso un interno acusa a una de ellas, a la que ha desfigurado la cara, de ser una ninfomana y de intentar agredirle sexualmente. Sólo el protagonista se niega a reconocer que su esposa haya podido cometer algún crimen, y sólo después del tratamiento lo empieza a aceptar. No en balde se le considera el interno más peligroso.
En cuanto al género, Scorsese afirma que sus referencias son norteamericanas, que hace cine narrativo, lo que no significa que no sea capaz de apreciar las películas de otras culturas, las vanguardias..., pero se declara incapaz de hacer ese tipo de cine (aunque yo creo que en el caso que nos ocupa, en cierta medida lo hace); lo que busca es hacer películas en las que pueda poner un poco de sí mismo, colocándose en una situación en la que parece negar el género por completo al meterse por la fuerza en su interior. Lo que hace es intentar expresar unicamente por medios audiovisuales las teorías avanzadas por la crítica en la época de la política de los autores, en palabras de Nicolás Saada.

Dicho todo lo anterior, volvemos reconocer la formación intelectual de muchos de estos críticos, pero, en lo que no estamos de acuerdo es en el intento de desplazar al creador y sustituirlo posteriormente. Todos los autores les dejan una perla y reaccionan a sus ataques dentro de sus propias obras.

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