
En una película francesa, del género cómico, unos hombres de la Edad Media que se han trasladado en el tiempo a nuestra época, cuando ven la televisión la llaman "la caja de trovadores". Pero hace tiempo que este medio ha dejado de ser algo parecido para convertirse en un contenedor de basura con programaciones alienantes, cuando no insultantes para el buen gusto y la educación de los espectadores.
No obstante hay intentos regeneracionistas. Carlos Reviriego, en Cahiers de Cinema, afirma que "poara los más agoreros o quizá los más realistas, la edad de oro de las series de televisión norteamericana ya ha tocado a su fin". Otros más optimistas confían en que las grandes series de televisión, como "Los Soprano", "The wire"..., gozarán de otro gran periodo. mientras esperan con impaciencia la promesa de una serie creada por Martin Scorsese, Boardwalk Empire.
Reviriego cree que la televisión puede propiciar un registro realista de su entorno mucho más satisfactorio que el del cine, por la experiencia de la duración. "(...) todas las series funcionan a partir de una relación del espectador con la duración, ya sea en forma de adicción o en citas semanales". La amplitud es lo cotidiano.
Para Fran Benavente " la ficción serial juega desde sus orígenes con el tiempo construido entre la inminencia del desastre y la postergación del desenlace como mecanismo ambivalente de satisfacción del espectador; la mejor forma de crear tensión es alargar las situaciones, y para ello la televisión goza de una mayor libertad que el cine, consiguiendo que el espectador se pegue a la pantalla durante semanas o meses.
Eulalia Iglesias nos informa sobre series televisivas que se ocupan de personajes hasta ahora marginados, como una nueva sitcom (comedia de situación) que para ella supone una revancha de los "geeks" (los frikies o los inmersos en la nueva cultura tecnológica, fracasados escolares sin demasiada personalidad), que con el avance de la técnica pasan a situarse bien, frente a los apocalípticos del momento. "The Big Bang Theory" es una sitcom, rodada en escenarios interiores y con escasos protagonistas, que abandonando a los chicos y chicas "normales", los sustituye por unos especímenes de geek, condenados hasta ahora a ejercer de personajes secundarios, cuyo coeficiente de inteligencia es inversamente proporcional a su capacidad para comuncarse socialmente con los demás, lo que provoca situaciones humorísticas por su falta de adaptación a las convenciones sociales.
Esta puede ser una buena tarea de la televisión: acercarnos a nuestros jóvenes, a nuestras mujeres y a todos los que necesitan atención y que han sido maltratados, cuando más problemas de adaptación tienen, en medio de la primera crisis global de origen financiero y de adaptación del viejo mundo a la nueva era tecnológica. Se les ha llamado "generación perdida", "generación ni-ni", etc. sobre todo por "estómagos agradecidos" y en muchas ocasiones "parásitos con suerte"; quien esté cerca de ellos sabrá la frustración que sienten ante tales titulaciones.
El problema es que a muchos nos han tirado de la TV y pueden pasarnos desapercibidas aportaciones interesantes. Habrá que estar atentos.
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