dimarts, 27 de juliol del 2010

Werner Herzog. El enigma de Gaspar Hauser

El enigma de Gaspar Hauser está considerada por muchos críticos la obra cumbre de Werner Herzog. El film está basado en un hecho real: el 26 de mayo de 1828 apareció en Nüremberg un joven de 16 años, que tenía una mentalidad de un niños de tres , no sabía andar, hablar, leer o escribir, lo cual era un milagro para todo tipo de escudriñadores del comportmiento humano, una tabula rasa sobre la que escribir lo que cada uno quisiera. En cinco años aprendió a leer, escribir, tocar el piano, a comportarse e incluso a redactar sus propias memorias, pero fue asesinado por un desconocido, como reza su lápida guneraria: Aquí yace Gaspar Hauser, enigma de su tiempo, nacimiento desconocido, muerte oculta, 1833.

Herzog, que estuvo encerrado en las montañas de Baviera hasta la adolescencia, sin ver un coche o un teléfono, sentía una gran atracción por los personajes rebeldes o particulares, cuyas obras están destinadas al fracaso. Hace confesar a Gaspar Hauser que en sueños había visto una montaña por la que ascendían penosamente los hombres y al llegar a la cumbre se encontraban con la Muerte. Su asesinato provocó gran cantidad de rumores que le hacían hijo de Napoleón o del Gran Duque Carlos Luis de Baden, e inspiró a novelistas, poetas y dramaturgos. Herzog eligió la obra de Peter Handke para hacer su adaptación, cuyo protagonista era Bruno S., hijo de una prostituta que había pasado cerca de 23 años recluído en un sótano, y realizó un ensayo sobre un personaje absolutamente inocente y puro, pero no para escribir en él, sino para analizar cómo funcionan las convenciones sociales en la sociedad capitalista y burguesa.

Apartado de los hombres, de los que rechaza incluso la comida, pues lleva años comiendo sólo pan y bebiendo agua , la primera cuestón que se plantea es la división de los hombres y las mujeres en distintas esferas: pública y privada. Se pregunta e interroga al ama de llaves de su protector para qué sirven las mujeres, que siempre están sentadas y sólo se les permite bordar y cocinar. En una ocasión un lord inglés, de imagen vampírica , muy patética, que pretende hacerle su protegido con el fin de mostrar su teórica filantropía y amor a la ciencia, cuando lo descubre tejiendo, decide que este hecho va contra toda conveniencia social y abandona su idea de adopotarlo. Puede lucirse ante amigos y clientes con una rara avis, un ser exótico, pero no con un hombre que hace punto. Gaspar no entiende la diferencia entre sexos ni los roles establecidos para cada uno de ellos. Esto es incómodo.

Los clérigos se interesan por saber si cuando estaba aislado del mundo sentía la llamada de Dios. Pero Gaspar Hauser no tiene ni idea de qué es la religión, que como cualquier doctrina humana debe ser aprendida; no siente a Dios ni nadie le ha hablado de él . En su interior no cabe más que su propia vida. Antes de morir relata un cuento en el que una caravana va por el desierto, dirigida por un bereber ciego, y creen que están perdidos al ver ante sí una montaña; el bereber les dice que están equivocados, que las montañas son fruto de su imaginación y ellos le siguen 'ciegamente' hasta la ciudad. Lo que desconoce es lo que ocurre en esa ciudad. Huye fastidiado de la Iglesia con la excusa de que allí todos gritan ( se refiere a los cánticos) y cuando callan entonces comienza a gritar el sacerdote. Esto es lo que percibe de los ritos religiosos, considerados una gran aportación de la iglesia milenaria a la solemnidad y brillantez de los actos y conmemoraciones de los ciudadanos.

Mucho más tarde que el común de los mortales ve su imagen reflejada en el agua, pero lo que ve no le gusta, no congenia con un yo ideal, y la remueve constantemente hasta que su imagen se desfigura. El mundo que se refleja, enmarcando su rostro, en el agua que contiene el barril, tampoco le gusta, ya que sus experiencias vitales con los hombres e incluso con los animales han sido negativas. Toma conciencia de su individualidad y adquiere el conocimiento de los otros, pero prefiere su cama, porque piensa que su aparición en el mundo ha sido como una caida brusca. Los 'otros', a excepción de unas pocas personas, se han reido de él, lo han paseado por circos para hacerle pagar su manutención y lo han sometido a todo tipo de escarnios. Otra verdad aprehendida: el hombre no es bueno para el hombre (homo homini lupus est). En las ventanas vemos a los habitantes de Núremberg, que como en una pintura de Teniers, están en las ventanas, apoyados en cojines fabricados para este uso, cotilleando todo lo que sucede en la calle.

Una aportación interesante para el psicoanálisis es su revelación de que mientras estaba cautivo y aislado de los hombres no soñaba; después cuando experimentaba las imagenes oníricas producto del subconsciente las confundía con la realidad. También esto lo tuvo que aprender. Sin madre, (llama así a la mujer de una familia bondadosa que lo acogió al principio, que tiene niños, que colaboran en el acceso a sus primeros conocimientos), sin familia que le oprima, sin complejos edípicos, sin lógica aprendida, rompe todos los esquemas de análisis del subconsciente.

También aprende con desesperación que, como decían los antiguos latinos, las raices de la cultura son amargas, sus frutos más agradables. Observa los sonidos que arranca al piano el músico ciego y comprende que domeñar un instrumento requiere su tiempo, tiempo del que él no ha podido disponer, y por ello sus interpretaciones son torpes, lentas y limitadas.

Finalmente es asesinado, sin que se conozaca la razón, ¿por su origen incómodo para alguien importante ? ¿por su falta de convencionalismos que pueden acabar con los prejuicios impuestos a los hombres por la cultura dominante? Herzog plantea un final muy convincete y satisfactorio para los burgueses: una vez muerto se le realiza la autopsia y ,con gran gozo para todos los que se ven amenazados por la inocencia de Gaspar Hauser, los forenses determian que su cerebro tiene deformaciones que explican su incapacidad para adaptarse a un mundo de sólidas creencias y convenciones sociales. Ya pueden todos respirar tranquilos.

Sólo le rodearán en el momento de su muerte su protector, el ama de llaves, un clérigo, un músico ciego y la familia que le cuidó cuando era más inútil que un niño de tres años.












Esta película es un lujo para diversos especialistas en distintas materias, y un gran apoyo en las clases. El aprendizaje de Gaspar Hauser ni es ni puede ser milagroso. Aunque Herzog no militaba en el cinéma verité, sus puestas en escena son muy convincentes y adaptadas a la realidad. La enseñanza es lenta y progresiva y al protagonista no le quisieron dar el tiempo necesario, no ya para adquirir una buena formación, sino ni tan siquiera para desenvolverse con la soltura necesaria con la que se mueven los campesinos que le cuidan.

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