Hymas hace un ejercicio interesante: traslada la historia de unos de los westerns más importantes que se ha hecho, Sólo ante el peligro, protagonizada por Gary Cooper, al género de ciencia-ficción, con algunos toques clásicos: en un futuro no muy lejano, en el que el hombre ha colonizado distintos planetas para extraer las materias primas que necesita para su desarrollo, muchos colonizadores, o sus hijos, no han estado nunca en el planeta Tierra, como el hijo del protagonista. La gente desconoce que grandes generales romanos, que llevaron las legiones a los frentes de batalla donde se dirimían los intereses de la metrópoli, jamás habían estado en Roma; esto lo revela Ridley Scott en Gladiator; cuando Máximo, al llegar a la urbs como esclavo, se asombra al ver por primera vez la grandeza del Coliseo.
El film de Hymas añade algo al de Zinneman: su protagonista O'Niel (Sean Connery) no se queda sólo ante el peligro, sino que recibe la ayuda de una mujer, la médico de la explotación, Doctora Lazarus (Frances Seternhagen), mujer dura pero sensible, que decide ayudar a un hombre comprometido consigo mismo. No es una mujer atractiva por su físico, ni está dotada de la bien conocida por nosotras sermiradaidad, como la protagonista de Alien, pero está realzada por el coraje y la honestidad que faltan a los casi tres mil hombres que habitan en la mina; hombre y mujer van a luchar en igualdad. Ella es una profesional de la medicina, una mujer que se ha ganado con su esfuerzo un lugar en la sociedad, que bebe como un hombre, juega al squash como un hombre, y se juega la vida por una causa justa, como pocos hombres. Él, Jefe de Policía, tampoco es un héroe, pero la fortuna le coloca en un lugar en el que no puede mirar hacia otra parte si quiere mantener su dignidad. La familia le ha abandonado porque la mujer no soporta el ambiente del lugar.La música, elemento fundamental en la construcción de la diégesis, contribuye a crear la trama de un western con hombreras de ciencia-ficción (Toni Garía Ramón)
El autor del opúsculo comienta con una cita de Montesquieu muy bien traida al caso: Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
El ambiente de la mina es lóbrego, oscuro y claustrofóbico, pero comparado con el de las minas reales que conocemos en nuestra querida Tierra, es el paraíso; los mineros llevan escafandras con bombillas alrededor del cristal, ya que en el tajo no hay atmósfera, pero hay galerías bien diseñadas, con espacio suficiente (baste imaginar la obra de Zola, Germinal, para saber de lo que hablo, o los mineros aún enterrados en Chile, para hacernos una aterradora idea de lo que es la claustrofobia); lo que es más impactante es la falta de intimidad que se da en los lugares destinados a la policía, que no al hospital, amplio y claro, en los que la mujer y el hijo tienen una estancia que es casi un rincón de la sala donde están los ordenadores y las cámaras. Aumenta la sensación claustrofóbica el hecho de estar en otro planeta, Io, tercera luna de Júpiter, de donde no es fácil salir.
En este microcosmos habilitado para tantos hombres, y una sola mujer, en la plantilla de trabajadores, ( las prostituttas también son mujeres, pero su misión es satisfacer a los empleados ) se intenta cubrir todas sus necesidades: hospital, laboratorio, bar, discotecas y prostíbulos, como los ejércitos en campaña.
Pero pronto descubre O'Niel que desde hace algunos meses se está cometiendo un asesinato industrial, que la empresa introduce una droga ( una anfetamina )que reduce los efectos perversos del aislamiento en ese madriguera, a la vez que aumenta la productividad de los trabajadores; pero tiene un efecto secundario letal: produce locura en los consumidores, cuya mortalidad aumenta de manera alarmante. En la investigación de estos hechos O'Niel sólo recibe la ayuda de la Doctora, mientras todos le aconsejan que se abstenga de intervenir, y le recuerdan que la razón de que lo hayan enviado a este destino no es precisamente porque sea el héroe que pretende ser. Efectivamente es más bien el prototipo de antihéroe, que sólo aspira a mantener honradamente a su familia, aunque sea sometiéndose a condiciones tan duras, pero al que han pisoteado su dignidad y se ve obligado a resistir.
Toni García Ramón cita a críticos del Washington Post o The Boston Globe que atribuyeron a la película un mensaje anticapitalista. Efectivamente hay una denuncia a los consejos de administración de las grandes empresas, que, incapaces de controlar la situación in situ no dudan en contratar directamente a sicarios, que gozan de la complicidad de la policía de la explotación. En las escenas de lucha, Hymas muestra una gran maestría, abriendo extraordinariamente el campo y mostrando la acción en planos muy largos.
El duelo final entre los sicarios y el Jefe de Policía, al que han dejado sólo todos, incluidos sus propios compañeros, despierta sentimientos contradictorios en el espectador: él está allí para defenderlos a todos, pero la corrupción le ha dejado sin aliados, sólo con su incorruptibilidad, su idealismo y...la Doctora Lazarus, dispuesta a perder su vida antes que su dignidad. Frente a ellos el silencio, la omertá que rodea a los mafiosos. Esto te hace plantearte muchas cosas.
Las cámaras siguen en su sitio, aunque no sea O'Niel quien las mira, sino sólo el espectador, a través de la doctora, que observa desde su atalaya a un hombre solo que corre por espacios vacios, con la única compañía de la mujer que le ayuda en su estrategia. Hymas aclara que Lazarus es el igual femenino de O'Niel: una mujer dura, con principios inquebrantables, libre, que sigue a quien le apetece; una cínica de buen corazón.
Fue la primera película que utilizó un sistema llamado Introvisión que permitía la interacción de miniaturas y actores, antes de la invasión de los ordenadores, muy útil para estas últimas secuencias. Cumplida su misión, decide abandonar el puesto y volver con su familia a la Tierra. Un epílogo cierra el film: la despedida de los dos protagonistas, el hombre y la mujer que se han enfrentados solos a la corrupción, sin sentimentalismos, con camaraderia y la satisfacción de haber hecho lo que debían. Bien está lo que bien acaba.
El film de Hymas añade algo al de Zinneman: su protagonista O'Niel (Sean Connery) no se queda sólo ante el peligro, sino que recibe la ayuda de una mujer, la médico de la explotación, Doctora Lazarus (Frances Seternhagen), mujer dura pero sensible, que decide ayudar a un hombre comprometido consigo mismo. No es una mujer atractiva por su físico, ni está dotada de la bien conocida por nosotras sermiradaidad, como la protagonista de Alien, pero está realzada por el coraje y la honestidad que faltan a los casi tres mil hombres que habitan en la mina; hombre y mujer van a luchar en igualdad. Ella es una profesional de la medicina, una mujer que se ha ganado con su esfuerzo un lugar en la sociedad, que bebe como un hombre, juega al squash como un hombre, y se juega la vida por una causa justa, como pocos hombres. Él, Jefe de Policía, tampoco es un héroe, pero la fortuna le coloca en un lugar en el que no puede mirar hacia otra parte si quiere mantener su dignidad. La familia le ha abandonado porque la mujer no soporta el ambiente del lugar.La música, elemento fundamental en la construcción de la diégesis, contribuye a crear la trama de un western con hombreras de ciencia-ficción (Toni Garía Ramón)
El autor del opúsculo comienta con una cita de Montesquieu muy bien traida al caso: Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
El ambiente de la mina es lóbrego, oscuro y claustrofóbico, pero comparado con el de las minas reales que conocemos en nuestra querida Tierra, es el paraíso; los mineros llevan escafandras con bombillas alrededor del cristal, ya que en el tajo no hay atmósfera, pero hay galerías bien diseñadas, con espacio suficiente (baste imaginar la obra de Zola, Germinal, para saber de lo que hablo, o los mineros aún enterrados en Chile, para hacernos una aterradora idea de lo que es la claustrofobia); lo que es más impactante es la falta de intimidad que se da en los lugares destinados a la policía, que no al hospital, amplio y claro, en los que la mujer y el hijo tienen una estancia que es casi un rincón de la sala donde están los ordenadores y las cámaras. Aumenta la sensación claustrofóbica el hecho de estar en otro planeta, Io, tercera luna de Júpiter, de donde no es fácil salir.
En este microcosmos habilitado para tantos hombres, y una sola mujer, en la plantilla de trabajadores, ( las prostituttas también son mujeres, pero su misión es satisfacer a los empleados ) se intenta cubrir todas sus necesidades: hospital, laboratorio, bar, discotecas y prostíbulos, como los ejércitos en campaña.
Pero pronto descubre O'Niel que desde hace algunos meses se está cometiendo un asesinato industrial, que la empresa introduce una droga ( una anfetamina )que reduce los efectos perversos del aislamiento en ese madriguera, a la vez que aumenta la productividad de los trabajadores; pero tiene un efecto secundario letal: produce locura en los consumidores, cuya mortalidad aumenta de manera alarmante. En la investigación de estos hechos O'Niel sólo recibe la ayuda de la Doctora, mientras todos le aconsejan que se abstenga de intervenir, y le recuerdan que la razón de que lo hayan enviado a este destino no es precisamente porque sea el héroe que pretende ser. Efectivamente es más bien el prototipo de antihéroe, que sólo aspira a mantener honradamente a su familia, aunque sea sometiéndose a condiciones tan duras, pero al que han pisoteado su dignidad y se ve obligado a resistir.
Toni García Ramón cita a críticos del Washington Post o The Boston Globe que atribuyeron a la película un mensaje anticapitalista. Efectivamente hay una denuncia a los consejos de administración de las grandes empresas, que, incapaces de controlar la situación in situ no dudan en contratar directamente a sicarios, que gozan de la complicidad de la policía de la explotación. En las escenas de lucha, Hymas muestra una gran maestría, abriendo extraordinariamente el campo y mostrando la acción en planos muy largos.
El duelo final entre los sicarios y el Jefe de Policía, al que han dejado sólo todos, incluidos sus propios compañeros, despierta sentimientos contradictorios en el espectador: él está allí para defenderlos a todos, pero la corrupción le ha dejado sin aliados, sólo con su incorruptibilidad, su idealismo y...la Doctora Lazarus, dispuesta a perder su vida antes que su dignidad. Frente a ellos el silencio, la omertá que rodea a los mafiosos. Esto te hace plantearte muchas cosas.
Las cámaras siguen en su sitio, aunque no sea O'Niel quien las mira, sino sólo el espectador, a través de la doctora, que observa desde su atalaya a un hombre solo que corre por espacios vacios, con la única compañía de la mujer que le ayuda en su estrategia. Hymas aclara que Lazarus es el igual femenino de O'Niel: una mujer dura, con principios inquebrantables, libre, que sigue a quien le apetece; una cínica de buen corazón.
Fue la primera película que utilizó un sistema llamado Introvisión que permitía la interacción de miniaturas y actores, antes de la invasión de los ordenadores, muy útil para estas últimas secuencias. Cumplida su misión, decide abandonar el puesto y volver con su familia a la Tierra. Un epílogo cierra el film: la despedida de los dos protagonistas, el hombre y la mujer que se han enfrentados solos a la corrupción, sin sentimentalismos, con camaraderia y la satisfacción de haber hecho lo que debían. Bien está lo que bien acaba.
Propuestas didácticas:
No sabemos qué intención animaba a Peter Hymas al realizar esta utopía perversa del futuro, ni qué papel quería que la mujer representara en él, pero el resultado es interesante:
Describe a las dos mujeres que tienen un papel más importante en el film ¿Qué te parece el hecho de que la mujer del policía le abandone a las dos semanas de llegar a su destino ?.
Estoy de acuerdo en que la Doctora Lazarus es la igual a O'Niel ¿Cómo la ves tú?
Hay mujeres prostitutas en la explotación ¿Qué te parece el hecho?
Describe a las dos mujeres que tienen un papel más importante en el film ¿Qué te parece el hecho de que la mujer del policía le abandone a las dos semanas de llegar a su destino ?.
Estoy de acuerdo en que la Doctora Lazarus es la igual a O'Niel ¿Cómo la ves tú?
Hay mujeres prostitutas en la explotación ¿Qué te parece el hecho?
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