Mira Nair realiza una disección quirúrgica de su pueblo en La boda del Monzón que prueba una vez más que el cine es una ventana abierta al mundo. Su película recibió el León de Oro del Festival de Venecia en 2001, y muestra una sociedad en evolución, que esperamos que en diez años habrá experimentado los profundos cambios que necesita.
La cinta se abre con la preparación por parte del pater familias de la boda de su hija, y a continuación un debate televisivo en el que se enfrentan un hombre progresista y otro conservador; El tradicionalista defiende con énfasis que los únicos aspectos asimilables de la globalización deben ser económicos, pero que no se debe ceder ni retroceder en las constumbres y valores ancestrales, so pena que se quiera intensificar la intervención del censor. Luego ya veremos que se esconden detrás de su tradición. El progresista, vestido a la manera occidental, se acoge a la primera enmienda de la nación americana, y sostiene que hoy ni el shari ni el habla hindi representan a la mayoría. Lo que no podemos hacer los que defendemos las libertades individuales en esta orilla es creernos el ombligo del mundo y mirar hacia otra parte, añorando instituciones primitivas para que las sufran otros. Wes Anderson ya realiza una dura sátira del hombre occidental en Viaje a Darjeeling.
Los jóvenes de la India con capacidad intelectual y formación, especialmente los hombres, han iniciado una diáspora hacia Estados Unidos, Australia o cualquier otro país, donde poder desarrollarse en libertad y huir de una sociedad patriarcal en la que la mujer pasa de la patria potestas del padre a la del marido, y en la que los progenitores siguen concertando los matrimonios (películas de Ken Loach ), incluso cuando sus hijos están ya en otro planeta; la única opción de las mujeres es casarse con un hombre que las saque de su país, del que les agobia incluso la música; la novia, Aditi, dice : "Esa música me está volviendo loca ". Es triste porque todo el mundo quiere la tierra en que ha nacido y al desplazarse hacia un mundo extraño le esperan tiempos de adaptación, más o menos duros según las circunstancias. Pero, como me dijo alguien, a quien respeto intelectualmente, en cierta ocasión , nadie ama la pobreza y la falta de libertad.
El padre, Lalit, va a casar a su hija y para la celebración no duda en cargar con una deuda, que arrastrará varios años; cuando llegue el auténtico problema se encontrará con las manos atadas; son una familia de clase media, que juega al golf , viste esos sharis de seda carísimos, excesivamente recargados y luce joyas agobiantes por su barroquismo (hasta en los pies) , que restan movilidad a la mujer . Viven en una casa ajardinada y tienen un modo de vida parecido al de cualquier burgués occidental, excepto en el excesivo abigarramiento de formas y colores. Mientras ellos duermen, los pobres habitantes de los slams trabajan de noche, sin apenas luz, arrastrando su penosos vehículos, medio bicicleta- medio landó, soportando voluminosos vultos y penosas cargas, como los romanos de hace más de dos mil años. La clase media vive 'bien' pero su estatus tiene un alto precio pagado con su dignidad: mirar hacia otro lado, mientras los ricos emigrados en otros países abusan sexualmente de sus hijas. La joven Ria, sobrina de Lalit, había guardado silencio muchos años, hasta que observa que el mismo tío de América, inicia sus prácticas de abuso sexual infantil con su hermana pequeña.
El honrado padre de familia ya no puede seguir mirando hacia otra parte y cargar con el crimen, ya desvelado, toda su vida; las deudas por gastos de ostentación le han maniatado, pero la vergüenza supera al miedo a perder su estatus y rompe con el tío Jet de América, "al que la familia debe mucho"; las mujeres ancianas, conservadoras y sin amor propio , se quejan por un ruptura que tiene una causa tan pequeña. Ésto lo denuncia una mujer india, y tampoco podemos, desde nuestro lugar accidental y privilegiado de nacimiento, seguir siendo condescendientes con una sociedad patriarcal y machista tan atroz. Corremos el riesgo de ser superados por los jóvenes indios que están dispuestos a conseguir en la tierra lo que su religión les promete para la otra vida: Aditi, la joven novia mantiene una relación con su jefe, presentador del programa de TV con que se inicia el film, que está casado y no tiene intención de romper con su pareja; Ria mira con admiración a los jóvenes que han tenido el coraje de huir de su tierra, uno de los cuales aparece en la boda vestido con desenfado, a la manera occidental , y con una mochila al hombro. No importa, es bien recibido.
La metadiégesis enriquece el relato con una historia más humana, sin idealizar; los pobres no pueden huir, deben seguir trabajando en su país y viviendo en slams, cuyas 'calles' atraviesan miles de cables de corriente eléctrica, que la cámara se esfuerza en mostrar, y la mayoría sin agua corriente. Dubey, que tiene una modesta empresa para organizar bodas, también maltrata e insulta a sus empleados, de una casta posiblemente inferior y su madre lee las páginas salmón de la prensa, excitándose con su experiencia vicaria. El joven contratista se enamora de la criada de la familia y se casa con ella. Las castas se perpetúan; también las luchas étnicas: los jóvenes bengalíes acusan a los punjabies de ostentosos; estos les devuelven el 'piropo' llamando a la otra etnia vanidosa...
Termina con un happy end y un revuelto democrático poco creíble, en el que todos, burgueses y trabajadores bailan juntos, tras echar de la comunidad al malvado capitalista. Los músicos siguen tocando, aunque les caiga encima la lluvia monzónica.
Según Juan Zavala y otros ( El cine contado con sencillez) los directores se baten el cobre por ir a los Festivales de Cannes, Venecia, San Sebastián o Berlín, donde entran como perfectos desconocidos y pueden convertirse en grandes celebridades, por el cúmulo de aficionados, distribuidores y productores, a la caza de nuevos talentos. Si al cabo de un año o dos el autor de turno hace algo interesante, después de conseguir la Palma, el Oso, la Concha o el León, pueden entrar en el círculo de arte y ensayo; si tienen mucha más suerte accederán a los ansiados circuitos comerciales., como fue el caso de Kieslowski, Kiarostami, Kusturica...Parecida trayectoria ha seguido Mira Nair.
Lo más interesante de la cinta que nos ocupa es que nos facilita una mirada, una imagen realizada por una mujer de un mundo que apenas conocemos, si no es como turistas. Lo importante es saber captar los principios universales por los que se rige el hombre de cualquier latitud, y esto lo hace bien Mira Nair. El final de la historia es un poco dulzón e idealizado.
Propuestas didácticas:
La globalización económica ha tenido, además de un efecto económico que ha provocado la primera crisis mundial , el efecto de uniformizar la sociedad. Sólo los sectores más reaccionarios están en contra de eliminar todos los instrumentos inventados para machacar a las mujeres: pendientes, maquillajes, tacones, vendado de pies, sharis ( como las antiguas togas romanas), pulseras en los pies, dedos...Siempre te lo venderán como algo sexi a lo que no debes renunciar.
Pero también es propio del subdesarrollo y la miseria, de ese resto social, que en la India es la mayoría, el abuso sexual infantil y el turismo que crece con este fin. ¿Crees que esto es agradable? ¿Crees que la esencia, lo diferente se encuentra en los barrios más miserables de nuestra sociedad ? Piensa en ello, nadie está allí por su gusto. Entretanto seguiremos el trabajo de Mira Nair.
La cinta se abre con la preparación por parte del pater familias de la boda de su hija, y a continuación un debate televisivo en el que se enfrentan un hombre progresista y otro conservador; El tradicionalista defiende con énfasis que los únicos aspectos asimilables de la globalización deben ser económicos, pero que no se debe ceder ni retroceder en las constumbres y valores ancestrales, so pena que se quiera intensificar la intervención del censor. Luego ya veremos que se esconden detrás de su tradición. El progresista, vestido a la manera occidental, se acoge a la primera enmienda de la nación americana, y sostiene que hoy ni el shari ni el habla hindi representan a la mayoría. Lo que no podemos hacer los que defendemos las libertades individuales en esta orilla es creernos el ombligo del mundo y mirar hacia otra parte, añorando instituciones primitivas para que las sufran otros. Wes Anderson ya realiza una dura sátira del hombre occidental en Viaje a Darjeeling.
Los jóvenes de la India con capacidad intelectual y formación, especialmente los hombres, han iniciado una diáspora hacia Estados Unidos, Australia o cualquier otro país, donde poder desarrollarse en libertad y huir de una sociedad patriarcal en la que la mujer pasa de la patria potestas del padre a la del marido, y en la que los progenitores siguen concertando los matrimonios (películas de Ken Loach ), incluso cuando sus hijos están ya en otro planeta; la única opción de las mujeres es casarse con un hombre que las saque de su país, del que les agobia incluso la música; la novia, Aditi, dice : "Esa música me está volviendo loca ". Es triste porque todo el mundo quiere la tierra en que ha nacido y al desplazarse hacia un mundo extraño le esperan tiempos de adaptación, más o menos duros según las circunstancias. Pero, como me dijo alguien, a quien respeto intelectualmente, en cierta ocasión , nadie ama la pobreza y la falta de libertad.
El padre, Lalit, va a casar a su hija y para la celebración no duda en cargar con una deuda, que arrastrará varios años; cuando llegue el auténtico problema se encontrará con las manos atadas; son una familia de clase media, que juega al golf , viste esos sharis de seda carísimos, excesivamente recargados y luce joyas agobiantes por su barroquismo (hasta en los pies) , que restan movilidad a la mujer . Viven en una casa ajardinada y tienen un modo de vida parecido al de cualquier burgués occidental, excepto en el excesivo abigarramiento de formas y colores. Mientras ellos duermen, los pobres habitantes de los slams trabajan de noche, sin apenas luz, arrastrando su penosos vehículos, medio bicicleta- medio landó, soportando voluminosos vultos y penosas cargas, como los romanos de hace más de dos mil años. La clase media vive 'bien' pero su estatus tiene un alto precio pagado con su dignidad: mirar hacia otro lado, mientras los ricos emigrados en otros países abusan sexualmente de sus hijas. La joven Ria, sobrina de Lalit, había guardado silencio muchos años, hasta que observa que el mismo tío de América, inicia sus prácticas de abuso sexual infantil con su hermana pequeña.
El honrado padre de familia ya no puede seguir mirando hacia otra parte y cargar con el crimen, ya desvelado, toda su vida; las deudas por gastos de ostentación le han maniatado, pero la vergüenza supera al miedo a perder su estatus y rompe con el tío Jet de América, "al que la familia debe mucho"; las mujeres ancianas, conservadoras y sin amor propio , se quejan por un ruptura que tiene una causa tan pequeña. Ésto lo denuncia una mujer india, y tampoco podemos, desde nuestro lugar accidental y privilegiado de nacimiento, seguir siendo condescendientes con una sociedad patriarcal y machista tan atroz. Corremos el riesgo de ser superados por los jóvenes indios que están dispuestos a conseguir en la tierra lo que su religión les promete para la otra vida: Aditi, la joven novia mantiene una relación con su jefe, presentador del programa de TV con que se inicia el film, que está casado y no tiene intención de romper con su pareja; Ria mira con admiración a los jóvenes que han tenido el coraje de huir de su tierra, uno de los cuales aparece en la boda vestido con desenfado, a la manera occidental , y con una mochila al hombro. No importa, es bien recibido.
La metadiégesis enriquece el relato con una historia más humana, sin idealizar; los pobres no pueden huir, deben seguir trabajando en su país y viviendo en slams, cuyas 'calles' atraviesan miles de cables de corriente eléctrica, que la cámara se esfuerza en mostrar, y la mayoría sin agua corriente. Dubey, que tiene una modesta empresa para organizar bodas, también maltrata e insulta a sus empleados, de una casta posiblemente inferior y su madre lee las páginas salmón de la prensa, excitándose con su experiencia vicaria. El joven contratista se enamora de la criada de la familia y se casa con ella. Las castas se perpetúan; también las luchas étnicas: los jóvenes bengalíes acusan a los punjabies de ostentosos; estos les devuelven el 'piropo' llamando a la otra etnia vanidosa...
Termina con un happy end y un revuelto democrático poco creíble, en el que todos, burgueses y trabajadores bailan juntos, tras echar de la comunidad al malvado capitalista. Los músicos siguen tocando, aunque les caiga encima la lluvia monzónica.
Según Juan Zavala y otros ( El cine contado con sencillez) los directores se baten el cobre por ir a los Festivales de Cannes, Venecia, San Sebastián o Berlín, donde entran como perfectos desconocidos y pueden convertirse en grandes celebridades, por el cúmulo de aficionados, distribuidores y productores, a la caza de nuevos talentos. Si al cabo de un año o dos el autor de turno hace algo interesante, después de conseguir la Palma, el Oso, la Concha o el León, pueden entrar en el círculo de arte y ensayo; si tienen mucha más suerte accederán a los ansiados circuitos comerciales., como fue el caso de Kieslowski, Kiarostami, Kusturica...Parecida trayectoria ha seguido Mira Nair.
Lo más interesante de la cinta que nos ocupa es que nos facilita una mirada, una imagen realizada por una mujer de un mundo que apenas conocemos, si no es como turistas. Lo importante es saber captar los principios universales por los que se rige el hombre de cualquier latitud, y esto lo hace bien Mira Nair. El final de la historia es un poco dulzón e idealizado.
Propuestas didácticas:
La globalización económica ha tenido, además de un efecto económico que ha provocado la primera crisis mundial , el efecto de uniformizar la sociedad. Sólo los sectores más reaccionarios están en contra de eliminar todos los instrumentos inventados para machacar a las mujeres: pendientes, maquillajes, tacones, vendado de pies, sharis ( como las antiguas togas romanas), pulseras en los pies, dedos...Siempre te lo venderán como algo sexi a lo que no debes renunciar.
Pero también es propio del subdesarrollo y la miseria, de ese resto social, que en la India es la mayoría, el abuso sexual infantil y el turismo que crece con este fin. ¿Crees que esto es agradable? ¿Crees que la esencia, lo diferente se encuentra en los barrios más miserables de nuestra sociedad ? Piensa en ello, nadie está allí por su gusto. Entretanto seguiremos el trabajo de Mira Nair.
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