Desde que Alicia entra en el submundo, en las interioridades de su psique, se produce un galimatías, una confusión entre el mundo de Salazen Grum, donde gobierna la Reina Roja, y el mundo Marmóreo, donde domina la Reina Blanca, sin vida, sin color, como un sepulcro blanquedado; esta separación de ambas esferas, aunque hay personajes que se encuentran en ambas (la liebre, el perro...), produce el mismo efecto que el Vizconde demediado de Italo Calvino: esta separación del bien y el mal tan tajante, puede tener efectos perversos en sus dos mitades. De hecho la Reina Blanca ha hecho votos por los que no puede matar, pero empuja a una doncella a hacerlo en su nombre. Si quiere, claro.
Pero lo más llamativo es que desde el primer momento en que Alicia ve al Sombrerero Loco, éste le llama alternativamente niño o niña. Alicia reune cualidades de ambos sexos: apariencia femenina, candor, belleza... pero también dureza en la mirada, carácter dominante (¡el sueño es mío!), intrepidez. El propio personaje de Johnny Deep adopta esa apariencia ambigua, que recuerda la imagen de los representantes del glam británico, como David Bowie, con un ojo pintado de cada color, ambos agrandados con abundante rimmel blanco simulado. Alicia debe resolver su dilema, y lo hará el día gloricioso venciendo al Galimatazo. Abandonará el rol de mujer, con todas sus derivadas: matrimonio, corsés, convenciones sociales, salida del ámbito privado del hogar e ingreso en el público de los negocios. Su máxima la ha heredado de su padre: pensar en seis cosas imposibles antes de iniciar una acción arriesgada. Desprecia la sumisión de las mujeres de su tiempo, ya sean su madre, su hermana, su tía Imogene o las dos gemelas.
Debe enfrentarse al dragón, a su propio monstruo, y lo hará con una iconografía clásica, que evoca a Juana de Arco o a Jorge, según sea captada por 'otro' reflejada en la pantalla; esta imagen poliédrica recuerda la del famoso pìntor de la doble identidad, la doble cara: Leonardo da Vinci; Auguste Renoir quiso pintar a su hijo (Jean Renoir) como un niño/niña cosiendo (Miguel Ángel Apezteguia Bravo), que supuso para el niño un acto involuntario de pérdida de identidad, de ambigüedad sexual. También el color tiene su carga simbólica: azul para los niños (mis añorados azules,dice el vampiro Louise de Ponte du Lac, de Neil Jordan ), rosa para las niñas; Tim Burton viste a su protagonista de azul antes de entrar en el submundo; a medida que avanza el relato irá adoptando colores más agresivos.
La lucha entre el Galimatazo y Alicia se produce en un escenario clásico, que recuerda el de la lucha entre Aquiles y su querido Patroclo. Este es el auténtico Galimatazo que debe vencer la joven, su verdadero monstruo; el dilema está en dejarse someter y conducirse de acuerdo con las normas de probidad para una joven de buena sociedad de su tiempo, o, tras librarse de estas convenciones, elegir el camino de su padre, el del ámbito público, los negocios arriesgados y la aventura, hasta ese momento vedado a la mujer. Ella vencerá y abrirá el camino a muchas otras jóvenes, dentro del sistema sexo/género. Ese será su dia gloricioso, que para muchas mujeres, en cualquier lugar de nuestro planeta, aún no ha llegado.
La espada, cargada de simbolismo, ha jugado un papel fundamental en los relatos literarios y la diégesis fílmica, desde la universalmente conocida Excalibur, la espada de César para unos, como el celtista Vescelos Kruta, citado por Manfredi, para otros ex calce liberatus (liberada de la piedra), hasta la nacional Tizona del Cid; Alicia conseguirá su victoria con la espada Volparina. Triunfa apoyada en su lado masculino; un pequeño viaje por la red te muestra los comentarios neomachistas a que ha dado lugar este final.
Propuestas didácticas:
Si algunos han reaccionado diciendo que Alicia vuelve "cargada de testosterona" y se pone los vaqueros", imaginad los comentarios y las maledicencias en torno al creador del personaje de Alicia, Lewis Carroll.
¿Podríais decir si esta figura de Leonardo tiene como modelo a un hombre, o a una mujer ? Algunos estáis a punto de ir a la Universidad; allí os esperan muchas 'sorpresas' de este estilo.
Pero lo más llamativo es que desde el primer momento en que Alicia ve al Sombrerero Loco, éste le llama alternativamente niño o niña. Alicia reune cualidades de ambos sexos: apariencia femenina, candor, belleza... pero también dureza en la mirada, carácter dominante (¡el sueño es mío!), intrepidez. El propio personaje de Johnny Deep adopta esa apariencia ambigua, que recuerda la imagen de los representantes del glam británico, como David Bowie, con un ojo pintado de cada color, ambos agrandados con abundante rimmel blanco simulado. Alicia debe resolver su dilema, y lo hará el día gloricioso venciendo al Galimatazo. Abandonará el rol de mujer, con todas sus derivadas: matrimonio, corsés, convenciones sociales, salida del ámbito privado del hogar e ingreso en el público de los negocios. Su máxima la ha heredado de su padre: pensar en seis cosas imposibles antes de iniciar una acción arriesgada. Desprecia la sumisión de las mujeres de su tiempo, ya sean su madre, su hermana, su tía Imogene o las dos gemelas.
Debe enfrentarse al dragón, a su propio monstruo, y lo hará con una iconografía clásica, que evoca a Juana de Arco o a Jorge, según sea captada por 'otro' reflejada en la pantalla; esta imagen poliédrica recuerda la del famoso pìntor de la doble identidad, la doble cara: Leonardo da Vinci; Auguste Renoir quiso pintar a su hijo (Jean Renoir) como un niño/niña cosiendo (Miguel Ángel Apezteguia Bravo), que supuso para el niño un acto involuntario de pérdida de identidad, de ambigüedad sexual. También el color tiene su carga simbólica: azul para los niños (mis añorados azules,dice el vampiro Louise de Ponte du Lac, de Neil Jordan ), rosa para las niñas; Tim Burton viste a su protagonista de azul antes de entrar en el submundo; a medida que avanza el relato irá adoptando colores más agresivos.
La lucha entre el Galimatazo y Alicia se produce en un escenario clásico, que recuerda el de la lucha entre Aquiles y su querido Patroclo. Este es el auténtico Galimatazo que debe vencer la joven, su verdadero monstruo; el dilema está en dejarse someter y conducirse de acuerdo con las normas de probidad para una joven de buena sociedad de su tiempo, o, tras librarse de estas convenciones, elegir el camino de su padre, el del ámbito público, los negocios arriesgados y la aventura, hasta ese momento vedado a la mujer. Ella vencerá y abrirá el camino a muchas otras jóvenes, dentro del sistema sexo/género. Ese será su dia gloricioso, que para muchas mujeres, en cualquier lugar de nuestro planeta, aún no ha llegado.
La espada, cargada de simbolismo, ha jugado un papel fundamental en los relatos literarios y la diégesis fílmica, desde la universalmente conocida Excalibur, la espada de César para unos, como el celtista Vescelos Kruta, citado por Manfredi, para otros ex calce liberatus (liberada de la piedra), hasta la nacional Tizona del Cid; Alicia conseguirá su victoria con la espada Volparina. Triunfa apoyada en su lado masculino; un pequeño viaje por la red te muestra los comentarios neomachistas a que ha dado lugar este final.
Propuestas didácticas:
Si algunos han reaccionado diciendo que Alicia vuelve "cargada de testosterona" y se pone los vaqueros", imaginad los comentarios y las maledicencias en torno al creador del personaje de Alicia, Lewis Carroll.
¿Podríais decir si esta figura de Leonardo tiene como modelo a un hombre, o a una mujer ? Algunos estáis a punto de ir a la Universidad; allí os esperan muchas 'sorpresas' de este estilo.
La música de Danny Elfman contribuye al efecto Tim Burton.
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