El Diario El País, como muchos otros, en la agonía de una prensa que ya no responde a las expectativas de sus lectores, que, defraudados, se refugian en los blogs, está publicando una magnífica serie de ciencia ficción. Entre las notables obras que está divulgando se encuentra Alien, dirigida por Ridley Scott, que incluye el género de terror combinado con el de ciencia-ficción.
El pequeño librito que acompaña al DVD incorpora una cita de Napoleón Bonaparte, que se califica por sí mismo: "Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo".
En este filme colaboraron los mejores especialistas del momento, quizás todavía no superados, como Moebius, Chriss Foss, H.R.Giger o Ron Cobb.
La historia es una gran metáfora de la lucha de sexos, representada por Ripley, la segunda de a bordo de la nave comercial Nostromos, que es desobedecida por el médico de la misma, de oscuras intenciones. El monstruo, de forma fálica, penetra en la nave, usando como vehículo un feto que un huevo ha arrojado en la cara de un miembro del equipo de expedición, y que ha germinado en él y acaba saliendo a la luz de su pecho.
El autor del libreto dice en relación a esta hipótesis: " El desenlace con Weaber en brevísima ropa interior enfrentada al alienígena de inequívoca forma fálica, dio para muchas interpretaciones (la mayoría relacionadas con el concepto de feminidad frente a machismo, algo que enlazaba con el personaje que aparece al principio con el tórax reventado, sentado en un cañón que parece un gigantesco pene. La discusión sobre las posibles lecturas de estas escenas sigue en el aire, pero sobre todo arañó la perfección en un clímax insuperable".
El ambiente generado por Giges, con una nave alienígena formada por tejidos y huesos animales, junto con la música de Jerry Goldsmith, crean un ambiente aterrador, que se intensifica con los trabajos de Cobb.
El pequeño librito que acompaña al DVD incorpora una cita de Napoleón Bonaparte, que se califica por sí mismo: "Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo".
En este filme colaboraron los mejores especialistas del momento, quizás todavía no superados, como Moebius, Chriss Foss, H.R.Giger o Ron Cobb.
La historia es una gran metáfora de la lucha de sexos, representada por Ripley, la segunda de a bordo de la nave comercial Nostromos, que es desobedecida por el médico de la misma, de oscuras intenciones. El monstruo, de forma fálica, penetra en la nave, usando como vehículo un feto que un huevo ha arrojado en la cara de un miembro del equipo de expedición, y que ha germinado en él y acaba saliendo a la luz de su pecho.
El autor del libreto dice en relación a esta hipótesis: " El desenlace con Weaber en brevísima ropa interior enfrentada al alienígena de inequívoca forma fálica, dio para muchas interpretaciones (la mayoría relacionadas con el concepto de feminidad frente a machismo, algo que enlazaba con el personaje que aparece al principio con el tórax reventado, sentado en un cañón que parece un gigantesco pene. La discusión sobre las posibles lecturas de estas escenas sigue en el aire, pero sobre todo arañó la perfección en un clímax insuperable".
El ambiente generado por Giges, con una nave alienígena formada por tejidos y huesos animales, junto con la música de Jerry Goldsmith, crean un ambiente aterrador, que se intensifica con los trabajos de Cobb.
Alien és, després de 'Casablanca', la pel·lícula que més vegades he degut veure en la tele... Atrapa totalment des del primer moment. No és una simple persecució 'gore' per la nau del monstre corrosiu i assassí com solen imitar els films de seqüel·la barata. La força de l'argument, els intèrprets i una portentosa Sigourney Weaver en lluita contra l'extinció humana en aquell ambient claustrofòbic de l'enorme nau de càrrega la van convertir en un clàssic del cine mai superat per la successió d'Aliens i còpies barates. Jo em quede amb els minuts inicials fins al terrorífic infantament del monstre que surt del pit de l'actor John Hurt, pel clímax narratiu que aconsegueix, així com també destaque els darrers minuts d'enorme tensió en què l'actriu Sigurney, única supervivent del viatge, s'ha de llevar la roba per a poder deslliurar-se del vuité passatger. No m'estranya gens la interpretació psicoanalítica sobretot de l'escena final. L'erotisme subjaent encara perdura en la ment de molts espectadors. Per a reveure-la una vegada més, Roma.
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