Daniel Sánchez Arévalo, director de Azul oscurso, casi negro, realiza una película que no entendemos muy bien.
Este film evidencia, que si bien nuestro país se ha colocado a la vanguardia de la defensa de los derechos civiles, no ha sido acompañado en su carrera por el arte de representación de las posiciones del otro, especialmente en el cine. Gordos es una película coral, en la que la vida de unos personajes variopintos se cruzan en el gabinete de un psicólogo, participando en terapias de grupo. No entiendo bien dónde quiere llegar con personajes pertenecientes a comunidades religiosas que acaban representando a ángeles, tras una muerte accidental; gays que se "curan" y que descubren que en realidad eran heterosexuales reprimidos, con crímenes incorporados; infidelidades de padres gordos, que transmiten genéticamente la obesidad a sus hijos; mujeres embarazadas que sufren tanto su deformación física que acaban produciendo la ruptura de la pareja...Todo ello adobado con música de Raphael.
Ni penetra en las consecuencias dramáticas del exceso de peso en una sociedad bajo la dictadura de la imagen, ni provoca, en clave cómica y de comedia, como lo hace Hairspray, una reacción en defensa de la propia imagen y la autoestima. No entiendo qué quiere transmitir, en un mundo poblado de caras conocidas, bien por su presencia televisiva en teleseries o por su colaboración en películas del mismo rango, con lo que se quiere garantizar un éxito de taquilla.
Ni penetra en las consecuencias dramáticas del exceso de peso en una sociedad bajo la dictadura de la imagen, ni provoca, en clave cómica y de comedia, como lo hace Hairspray, una reacción en defensa de la propia imagen y la autoestima. No entiendo qué quiere transmitir, en un mundo poblado de caras conocidas, bien por su presencia televisiva en teleseries o por su colaboración en películas del mismo rango, con lo que se quiere garantizar un éxito de taquilla.
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