dimecres, 9 de juny del 2010

Roland Barthes. El ritual del matrimonio


Roland Barthes analiza los signos en el ritual del matrimonio, según la categoría social de los contrayentes.

El gran matrimonio, aristocrático o burgués, responde a la función ancestral y exótica de la boda. Plotlach entre dos familias, que supone un espectáculo para la multitud, que observa la consunción de riquezas ( experiencia vicaria).

La multitud es necesaria, por eso el gran matrimonio se celebra en la plaza pública, delante de la Iglesia. Allí se quema el dinero y "con él se enceguece a los que se reúnen en asamblea". Un gran matrimonio es una operación fructífera de contabilidad, "que consiste en hacer pasar al crédito de la naturaleza el gravoso débito del orden, en absorber dentro de la euforia pública de la pareja, la historia triste y salvaje de los hombres"; el orden se experimenta a expensas del amor; la mentira, la explotación, la codicia, todo el mal social burgués es reflotado por la verdad de la pareja."




La unión de una mujer que ha triunfado, por ejemplo en la moda, y un fontanero, permite desarrollar una historia diferente, la de la choza feliz . La mujer podría haber realizado una carrera brillante y ganar mucho dinero, pero, sensata y modesta, renuncia a la gloria efímera y se desposa con el humilde trabajador. Los jóvenes esposos se instalan en el anonimato de un discreto confort en un departamento arreglado, desayunando justos, yendo al cine, de compras...En este caso la operación consiste en poner al servicio del modelo pequeñoburgués toda la gloria natural de la pareja. Que esa felicidad, mezquina por definición, pueda elegirse. El amor-más-fuerte-que-la-gloria refuerza la moral del statu quo social; no es correcto salir de la propia condición, es glorioso volver a ella. En recompensa la condición por sí misma puede desplegar sus ventajas que, esencialmente son las ventajas de la fuga. La felicidad, en este universo, radica en jugar a una suerte de encerramiento doméstico: cuestionarios psicológicos, habilidades, arreglos caseros, aparatos del hogar, horarios. "Todo ese paraíso de utensilios propuesto por Elle o L'Express glorifica la clausura del hogar, la introversión de la vida casera; las ocupaciones de esa vida lo infantiliza, declara su inocencia y lo segrega de una responsabilidad social más amplia: Dos corazones, una choza. Sin embargo el mundo también existe, pero el amor espiritualiza la choza y la choza enmascara el tugurio. Se exorciza la miseria con su imagen ideal, la pobreza.




El casamiento de estrellas desarrolla el mito casi puro de la pareja; el aspecto conyugal limita con lo superfluo, relegado sin ninguna precaución a un porvenir dudoso, el azar dado como cierto en la misma medida que su importancia es marginal, sometida a la convención ,que impone que, públicamente, el matrimonio resulte siempre la finalidad natural de la unión en pareja. Lo importante es tolerar la realidad carnal de la pareja, bajo la garantía de un matrimonio hipotético. Como decía Barthes en 1954, hoy la pequeña burguesía está en una fase de imperialismo mítico.


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