Sacrificio fue la última película que realizó Andrei Tarkovski, rodada en Gotland, Suecia, (producida por el Instituto Sueco de Cinematografía ), con un equipo de especialistas muy prestigioso y estrechamente ligado a Bergman, como el cámara Niqvist, y el apoyo del autor sueco. Hoy se puede encontrar en el mercado una edición de lujo compuesta por un opusculo, en el que colaboran Ángel Sobreviela (Prólogo), Lars-Olof Löthwall (Diario de rodaje ) y Rafael Llano (Biografía y Sacrificio, el cine extremo de Tarkovsky ), y tres DVDs: la película Sacrificio (Offrret); making off, que es una obra en sí misma sobre la figura del director, incluyendo fragmentos de entrevistas anteriores, extractos de su libro, Esculpir en el tiempo y declaraciones de personas que le rodearon en su vida; Documental de Kerstin Eriksdotter dedicado a Sven Niqvist, director de fotografía y considerado uno de los grandes maestros de la luz; a Anna Asp encargada de la escenografía y a Erland Josephson, actor-protagonista de la obra.
Tarkovski sufrió enormemente por no poder reunirse con su familia, sufrimiento que se agravó al terminar el rodaje y serle detectado un cáncer de pulmón. Varias iniciativas privadas dieron lugar a diversos comités europeos, que recaudaron fondos para hacer frente al tratamiento médico, al tiempo que el Presidente de la República Francesa, a la sazón Francoiçe Mitterrand, hacía gestiones cerca del gobierno ruso, para que su hijo Andriushka pudiera reunirse con él. Andrei Andréevich recogió en nombre de su padre los Premios Especial del Jurado, el FIPRESCI y el Ecuménico en el Festival de Cannes de 1986. El autor moría el 29 de diciembre del mismo año.
Aunque las autoridades soviéticas propusieron a su viuda que los restos de Tarkovski fueran repatriados a Moscú se opuso, cumpliendo la última voluntad del realizador: No retornaré al país que nos ha hecho sufrir tanto a mí y a los míos. Está enterrado en el cementerio ortodoxo de Sainte-Geneviève-des-Bois, en las afueras de París. Los restos de su mujer, Larissa, descansan junto a él.
Tarkovski sufrió enormemente por no poder reunirse con su familia, sufrimiento que se agravó al terminar el rodaje y serle detectado un cáncer de pulmón. Varias iniciativas privadas dieron lugar a diversos comités europeos, que recaudaron fondos para hacer frente al tratamiento médico, al tiempo que el Presidente de la República Francesa, a la sazón Francoiçe Mitterrand, hacía gestiones cerca del gobierno ruso, para que su hijo Andriushka pudiera reunirse con él. Andrei Andréevich recogió en nombre de su padre los Premios Especial del Jurado, el FIPRESCI y el Ecuménico en el Festival de Cannes de 1986. El autor moría el 29 de diciembre del mismo año.
Aunque las autoridades soviéticas propusieron a su viuda que los restos de Tarkovski fueran repatriados a Moscú se opuso, cumpliendo la última voluntad del realizador: No retornaré al país que nos ha hecho sufrir tanto a mí y a los míos. Está enterrado en el cementerio ortodoxo de Sainte-Geneviève-des-Bois, en las afueras de París. Los restos de su mujer, Larissa, descansan junto a él.
Desde el principio la muerte comenzó a rondar en la realización de una película que parecía maldita. En el guión inicial su protagonista, víctima de un cáncer, en estado avanzado, ante el temor a perder la vida, y aconsejado por un amigo , Otto el cartero, muy imbuido de ideas relacionadas con muertes, apariciones y otros hechos sobrenaturales, que acobardan y debilitan a quien le escucha, le aconseja acudir a casa de su sirvienta María, bruja de profesión, y unirse a ella, como único remedio para su salud. Esta decisión se sustancia en el film con una secuencia onírica, ya presente en otras películas como El espejo o Stalket, en la que los personajes flotan en el aire. Pero la muerte de su actor fetiche, Anatoli Solonintsyn, durante el rodaje de Nostalgia en Italia (1983), a causa del maldito mal, el abandono de su co-guionista, Arkadi Strugatski, por una enfermedad grave, y la aparición de una tos persistente, le hicieron abandonar la idea de referirse al cáncer en la película. Sustituyó el tormento individual por una enfermedad colectiva. Consiguió hacer su película sin ayuda de Mosfilm, pero el precio que pagó fue alto; no volver a ver jamas a su madre y a la tierra en que nació, creció y jugó . Sus lamentos se oyen ya en Nostalgia; en Sacrificio el protagonista culminará su ofrenda quemando su propia casa, el hogar de su familia y de su querido hijo.
Tarkovski comenzaba a desarrollar un pensamiento en defensa del hombre individual frente a la globalización, cuyas consecuencias, afortunadamente para él, no pudo ver; hoy, nosotros somos incapaces de determinar su alcance. Pero si lo que quería decirnos en su obra es que postulaba que el hombre debe participar en la vida, influir en el destino de sus contemporáneos y de su país, sin dejar que sean los políticos profesionales los que decidan por él, creo que no le ha salido bien. Alexander es un hombre feliz, enamorado de su hijo, al que le ha enseñado a cuidar de un árbol seco,(homenaje a una fábula oriental), que han plantado entre los dos,e y echarle , con paciencia, agua todos los días hasta que florezca. De pronto, tras oir en la radio la amenaza de una guerra nuclear, sufre una gran conmoción que le vuelve loco; aconsejado por un amigo Otto decide visitar a la bruja, como hemos dicho antes. A cambio de su salvación deberá ofrecerle el sacrificio de lo que más quiere: su casa y su familia. No convence. La historia inicial era otra, y en ésta nada contribuye a crear ese clima de terror colectivo; hasta la emisión de radio, todos se muestran felices y hasta superficiales y frívolos. Cierto que los pueblos del Norte de Europa vivían atormentados por la posibilidad de una guerra total, que lleva a un personaje de Los comulgantes, Jonas Persson, al suicidio, pero este hecho estaba mejor contextualizado en la obra de Bergman; o la película de Kurosawa Vivir en el miedo. En la escena central de Sacrificio el personaje principal se viste con un kimono, antes de llevar a cabo una acción tan radical como la del protagonista del film del japonés. Como consecuencia de esta acción ambos son internados en un psiquiátrico. Pero el personaje de Tarkovski, a diferencia de los de Bergman o Kurosawa, se autoexcluirá como víctima propiciatoria de un sacrificio para que el mundo cambie su rumbo y se puedan evitar las terribles consecuencias que teme, acercándose a la figura de El Quijote de Cervantes, o el Príncipe Mishkin de Dostoyevski, que se reafirman en su fe o ingenuidad , provistos de nobles intenciones. Don Quijote, el Príncipe Mishkin y Alexander creen que la sociedad mirará las acciones que ellos emprenden como una suerte de espejo, en el que se refleje una realidad distinta de la que percibe diariamente en las vidas cotidianas. La ineficacia de sus acciones les hace aparecer como dementes e incapaces de adaptar sus ideas y comportamiento a la lógica del mundo.
Como ya ocurre en Nostalgia su sacrificio de abandonar casa y familia, y al perro que tanto quiere, se ve defraudado cuando llega a occidente y comprueba que se da la misma situación que en su país, aunque en una atmósfera de mayor bienestar material, lo que le entristece aún más. También en Europa existen ensueños colectivos, amparándose en los cuales la gente se hace irresponsable en su actuación individual...Esa idea de que son todos iguales: el panadero, el barman, el cineasta, todos semejantes frente a los impuestos. Por eso Bergman se ha ido. Porque somos iguales solamente ante Dios, no ante los demás.
El sacrificio realizado por Alexander, aplicando la filosofía de Kierkegaard, puede ser interpretado como un acto religioso, que en el momento de mayor pánico hace a Alexander, hombre agnóstico, postrarse en el suelo y orar, prometiéndole que sacrificará lo que más quiere si interviene para detener la guerra. Con el estallido del conflicto cambia la atmósfera de la película, iluminada tenuemente por la noche boreal, que tan bien conocen los rusos del Norte; nadie mejor que Sven Niqvist para capturar la luz de las noches blancas, con un virtuosismo absoluto, un mínimo de luz.
Otro padecimiento para Niqvist fue tener que acostumbrarse al movimiento continuo de la cámara, esos largos travellings que se convierten en planos-secuencia, cámaras moviéndose de costado, zoom de avance y retroceso incorporados en los travellings o con cámara fija, cambiando varias veces de enfoque dentro de un mismo plano y que responden a la idea de Tarkovsky de esculpir en el tiempo.
En la sección nocturna, tanto la iluminación como la combinación de sucesos y objetos en un mismo plano de tiempo alcanza un punto magistral en las secuencias de imaginería onírica; T. es el maestro del cine como sueño y del sueño que se hace realidad (Bergman). En Sacrificio somos transportados despiertos al mundo de los sueños por esa apabullante secuencia en que una multitud corre confusa y muda por las calles de una ciudad, como aterrorizadas hormigas a las que acabn de destruir el hormiguero. De hecho, cuando vimos retransmitidas por las cadenas de televisión de todo el mundo, las escenas de las calles de Nueva York, el día 11 de septiembre, nos acordamos de inmediato de la pesadilla rodada por Tarkovski en Sacrificio, y supimos que él se había anticipado a la imaginería real del fin del mundo empírico y actual, que estaba ocurriendo ante nuestros ojos en Manhattan(Rafael Llano).
Andrei Tarkovski dijo: El cine es el único arte que trabaja con el concepto de tiempo en sentido literal, acción/corte. La fijación del tiempo es la fijación de la realidad. Conservamos el tiempo, lo guardamos para siempre, pues la función del cine es esculpir el tiempo. El cineasta cincela todo lo superfluo en un bloque de tiempo. De una enorme y sólida masa de vivencias, en el producto final sólo deja lo necesario, lo que sobresale como componente de la imagen en movimiento, una selección de partes o fragmentos que forman una composición, pero la imagen se origina durante el rodaje y existe en la toma; en la sala de edición se rompe el flujo de tiempo, se interrumpe, al tiempo que surgen nuevas cualidades.
El conocimiento del autor y de sus sentimientos de nostalgia de su Rusia natal e inadaptación plena a Europa, el relato extradiegético, según la terminología de Genette, justifica la ausencia, o mínima presencia de una dirección de sentido en su obra, que producen el extrañamiento, ostranenie, que empuja al espectador a una visión crítica y no vegetativa o pasiva (Francisco Javier Gómez Tarín); la pantalla es tan solo un pequeño segmento del conjunto perceptual, del que una parte se ha hecho o se hará explícita a lol argo de la narración, pero donde otra permanece siempre implícita.
Tarkovski comenzaba a desarrollar un pensamiento en defensa del hombre individual frente a la globalización, cuyas consecuencias, afortunadamente para él, no pudo ver; hoy, nosotros somos incapaces de determinar su alcance. Pero si lo que quería decirnos en su obra es que postulaba que el hombre debe participar en la vida, influir en el destino de sus contemporáneos y de su país, sin dejar que sean los políticos profesionales los que decidan por él, creo que no le ha salido bien. Alexander es un hombre feliz, enamorado de su hijo, al que le ha enseñado a cuidar de un árbol seco,(homenaje a una fábula oriental), que han plantado entre los dos,e y echarle , con paciencia, agua todos los días hasta que florezca. De pronto, tras oir en la radio la amenaza de una guerra nuclear, sufre una gran conmoción que le vuelve loco; aconsejado por un amigo Otto decide visitar a la bruja, como hemos dicho antes. A cambio de su salvación deberá ofrecerle el sacrificio de lo que más quiere: su casa y su familia. No convence. La historia inicial era otra, y en ésta nada contribuye a crear ese clima de terror colectivo; hasta la emisión de radio, todos se muestran felices y hasta superficiales y frívolos. Cierto que los pueblos del Norte de Europa vivían atormentados por la posibilidad de una guerra total, que lleva a un personaje de Los comulgantes, Jonas Persson, al suicidio, pero este hecho estaba mejor contextualizado en la obra de Bergman; o la película de Kurosawa Vivir en el miedo. En la escena central de Sacrificio el personaje principal se viste con un kimono, antes de llevar a cabo una acción tan radical como la del protagonista del film del japonés. Como consecuencia de esta acción ambos son internados en un psiquiátrico. Pero el personaje de Tarkovski, a diferencia de los de Bergman o Kurosawa, se autoexcluirá como víctima propiciatoria de un sacrificio para que el mundo cambie su rumbo y se puedan evitar las terribles consecuencias que teme, acercándose a la figura de El Quijote de Cervantes, o el Príncipe Mishkin de Dostoyevski, que se reafirman en su fe o ingenuidad , provistos de nobles intenciones. Don Quijote, el Príncipe Mishkin y Alexander creen que la sociedad mirará las acciones que ellos emprenden como una suerte de espejo, en el que se refleje una realidad distinta de la que percibe diariamente en las vidas cotidianas. La ineficacia de sus acciones les hace aparecer como dementes e incapaces de adaptar sus ideas y comportamiento a la lógica del mundo.
Como ya ocurre en Nostalgia su sacrificio de abandonar casa y familia, y al perro que tanto quiere, se ve defraudado cuando llega a occidente y comprueba que se da la misma situación que en su país, aunque en una atmósfera de mayor bienestar material, lo que le entristece aún más. También en Europa existen ensueños colectivos, amparándose en los cuales la gente se hace irresponsable en su actuación individual...Esa idea de que son todos iguales: el panadero, el barman, el cineasta, todos semejantes frente a los impuestos. Por eso Bergman se ha ido. Porque somos iguales solamente ante Dios, no ante los demás.
El sacrificio realizado por Alexander, aplicando la filosofía de Kierkegaard, puede ser interpretado como un acto religioso, que en el momento de mayor pánico hace a Alexander, hombre agnóstico, postrarse en el suelo y orar, prometiéndole que sacrificará lo que más quiere si interviene para detener la guerra. Con el estallido del conflicto cambia la atmósfera de la película, iluminada tenuemente por la noche boreal, que tan bien conocen los rusos del Norte; nadie mejor que Sven Niqvist para capturar la luz de las noches blancas, con un virtuosismo absoluto, un mínimo de luz.
Otro padecimiento para Niqvist fue tener que acostumbrarse al movimiento continuo de la cámara, esos largos travellings que se convierten en planos-secuencia, cámaras moviéndose de costado, zoom de avance y retroceso incorporados en los travellings o con cámara fija, cambiando varias veces de enfoque dentro de un mismo plano y que responden a la idea de Tarkovsky de esculpir en el tiempo.
En la sección nocturna, tanto la iluminación como la combinación de sucesos y objetos en un mismo plano de tiempo alcanza un punto magistral en las secuencias de imaginería onírica; T. es el maestro del cine como sueño y del sueño que se hace realidad (Bergman). En Sacrificio somos transportados despiertos al mundo de los sueños por esa apabullante secuencia en que una multitud corre confusa y muda por las calles de una ciudad, como aterrorizadas hormigas a las que acabn de destruir el hormiguero. De hecho, cuando vimos retransmitidas por las cadenas de televisión de todo el mundo, las escenas de las calles de Nueva York, el día 11 de septiembre, nos acordamos de inmediato de la pesadilla rodada por Tarkovski en Sacrificio, y supimos que él se había anticipado a la imaginería real del fin del mundo empírico y actual, que estaba ocurriendo ante nuestros ojos en Manhattan(Rafael Llano).
Andrei Tarkovski dijo: El cine es el único arte que trabaja con el concepto de tiempo en sentido literal, acción/corte. La fijación del tiempo es la fijación de la realidad. Conservamos el tiempo, lo guardamos para siempre, pues la función del cine es esculpir el tiempo. El cineasta cincela todo lo superfluo en un bloque de tiempo. De una enorme y sólida masa de vivencias, en el producto final sólo deja lo necesario, lo que sobresale como componente de la imagen en movimiento, una selección de partes o fragmentos que forman una composición, pero la imagen se origina durante el rodaje y existe en la toma; en la sala de edición se rompe el flujo de tiempo, se interrumpe, al tiempo que surgen nuevas cualidades.
El conocimiento del autor y de sus sentimientos de nostalgia de su Rusia natal e inadaptación plena a Europa, el relato extradiegético, según la terminología de Genette, justifica la ausencia, o mínima presencia de una dirección de sentido en su obra, que producen el extrañamiento, ostranenie, que empuja al espectador a una visión crítica y no vegetativa o pasiva (Francisco Javier Gómez Tarín); la pantalla es tan solo un pequeño segmento del conjunto perceptual, del que una parte se ha hecho o se hará explícita a lol argo de la narración, pero donde otra permanece siempre implícita.
Hemos hablado mucho en nuestro blog de este autor-poeta, exiliado político, y creo que nuestros alumnos pueden extraer conclusiones muy claras de este trágico hecho. Desgraciadamente solo podemos dar recomendaciones, pero el tiempo de un curso es limitado y sólo está a nustro alcance acceder a una pequeña y buena selección. Quien ha disfrutado con Dreyer, lo puede hacer con Tarkovsky, y no queremos oir más veces eso de que es en blanco y negro, lenta...El resultado del curso pasado ha sido muy favorable, esperamos, como mínimo, la misma respuesta en el próximo.
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