La Galería Christie's de Londres subasta un retrato de Ria Munk, joven de una familia muy distinguida de Viena que se suicidó a los veinticuatro años y a la que también pinto muerta, en un lecho de flores, como una Ofelia de Shakespeare.
EL LENGUAJE DE LAS ESTRELLAS
- Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente – (Ludwig Wittgenstein )
- GUSTAV KLIMT – Arqueología de sus mujeres fatales –
‘Estoy convencido de que no soy una persona especialmente interesante. No hay nada especial en mí. Soy pintor, alguien que pinta todos los días de la mañana a la noche. Figuras, paisajes; de vez en cuando, retratos. Las palabras, habladas o escritas, no me salen con facilidad, especialmente cuando tengo que decir algo de mi mismo o de mi trabajo (…) Si alguien quiere descubrir algo en mí (…) puede contemplar atentamente mis pinturas y tratar de descubrir a través de ellas lo que soy o lo que quiero’
el pintor Gustav Klimt con su gato
El pintor nace un 14 de julio de 1862 en Baumgarten, un suburbio de las cercanías de Viena y es el segundo de siete hermanos. Su padre Ernest Klimt (1834-1892), procedía de una familia campesina de Bohemia y era grabador. Su madre Anna Finster (1836-1915), una cantante lírica frustrada desde su juventud y con problemas nerviosos, había nacido en el seno de una familia modesta de Viena. Este matrimonio y sus hijos se ven afectados, como otras numerosas familias, por los problemas económicos que arrastraba la crisis en la que se sumergía el Imperio Austrohúngaro, y los traslados domiciliarios fueron frecuentes. No había dinero para pagar el alquiler.
el pintor Gustav Klimt con su gato
El pintor nace un 14 de julio de 1862 en Baumgarten, un suburbio de las cercanías de Viena y es el segundo de siete hermanos. Su padre Ernest Klimt (1834-1892), procedía de una familia campesina de Bohemia y era grabador. Su madre Anna Finster (1836-1915), una cantante lírica frustrada desde su juventud y con problemas nerviosos, había nacido en el seno de una familia modesta de Viena. Este matrimonio y sus hijos se ven afectados, como otras numerosas familias, por los problemas económicos que arrastraba la crisis en la que se sumergía el Imperio Austrohúngaro, y los traslados domiciliarios fueron frecuentes. No había dinero para pagar el alquiler.
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