Mientras los periodistas de este país acusan al gobierno de improvisación, como si ellos fueran Adam Smith, Vladimir Ilich Ulianov Lenin o Mao Tze Tung, y están muy pendientes de las medidas económicas, incluso las más superficiales (suprimir el coche oficial será más caro que conservarlo ). Una, como funcionaria (el único sector verdaderamente afectado hasta ahora), presta atención a aspectos tan preocupantes que le hacen alegrarse de estar más cerca del jubileo, salvo que quieran que muramos con las botas puestas. Una de las medidas más lógicas, derivadas de la coalición liberales-conservadores, es la gestión privada de los centros públicos. A muchos les va a doler. Otra es la posibilidad de que las familias puedan poner en marcha centros, financiados por el Estado, por supuesto, ya que siempre debe pagar papá. Adiós a la libertad de cátedra tan mimada en nuestro país.
Por supuesto los periodistas están en otra cosa . ¿Cuál?
Por supuesto los periodistas están en otra cosa . ¿Cuál?
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