Cuando todavía se paseaba la 'moral' a caballo por las playas, y se obligaba a los españolitos a taparse, de pronto la llegada de guiris, es decir del becerro de oro, cambio fulminantemente las costumbres. París bien vale una misa.
Todo cambió rápido, y las mujeres españolas pasaron del hábito de Santa Teresa al biquini. " La invasión pacífica", como la llamó Sasha D. Pack, de la Universidad de Nueva York. Pero claro, los machitos (Ángel Palomino) distinguían entre suecas-suecas, suecas-francesas, suecas-alemanas... y suecas-españolas, a las que clasificaban en tres clases según su edad. Y lo que es peor llegó el cine de la transición, en el que era preciso enseñar lo que fuera, para ser más pisa-verdes y avanzados que nadie. ¡Qué tiempos! ¡Cómo se divertían!
Todo cambió rápido, y las mujeres españolas pasaron del hábito de Santa Teresa al biquini. " La invasión pacífica", como la llamó Sasha D. Pack, de la Universidad de Nueva York. Pero claro, los machitos (Ángel Palomino) distinguían entre suecas-suecas, suecas-francesas, suecas-alemanas... y suecas-españolas, a las que clasificaban en tres clases según su edad. Y lo que es peor llegó el cine de la transición, en el que era preciso enseñar lo que fuera, para ser más pisa-verdes y avanzados que nadie. ¡Qué tiempos! ¡Cómo se divertían!
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