La primera tentativa de cine hablado (especialmente cantado ) se debió a Edison, que lo concibió como un espectáculo de masas, pensando que desde su aparato podría competir con el Metropolitan de New York, con el atractivo añadido de incorporar músicos y artistas fallecidos ya hacía tiempo. Noél Burch cree que Edison, director de un laboratorio, West Orange, en el que trabajaba W.K.L. Dickson, se sentía heredero de la fantasía wagneriana, de su ideología del Gesamtkunstwerk, que imitando a la nauraleza, atiende tanto a la unidad como a la multiplicidad, dotanto a la obra de arte de una dimensión cósmica. Asociación pequeño-burguesa de naturalismo y cierta metafísica.Su lema, que compartimos plenamente era que el genio es un 99 % sudor y un 1 % inspiración.
En él se localiza el lugar burgués por excelencia, del triunfo materialista sobre la muerte, donde el espectador supera los pobres límites de su vida comunicando con artistas muertos hace tiempo, que se proyectan en su supervivencia.
En este contexto Villiers escribe su obra La Eva del futuro, de la que ya hemos hablado en este blog, dedicada a Edison; el cuerpo femenino, mediante la función escópica, pasa a representar las fantasías masculinas. El espectador, según Metz, sabe que está viendo un película y que su actitud es contemplativa no activa, por lo que el sujeto suspende sus cargas afectiva sobre los objetos y renuncia a dar a las imágenes una existencia real.
Por otra parte, los críticos cinematográficos que se sirven de los desarrollos psicoanalíticos consideran que el espectador de cine es posicionado en un determinado lugar por el aparato cinematográfico, que incluye una sala oscura, imágenes más grandes que las de la vida real proyectadas en lo alto, y métodos clásicos de edición que «suturan» al espectador en la narrativa fílmica, en una analogía con el estadio del espejo de Lacan. La «sutura» es una metáfora tomada de la cirugía, en la que se alude a la unión de dos superficies del cuerpo, especialmente la unión de una herida mediante puntos. Según Metz, la identificación primaria es con la propia actividad de ver del espectador, no con las personas que aparecen en la pantalla. El significante cinematográfico construye para el espectador una relación fetichística con el cuadro, los personajes, la historia e incluso con la institución cinematográfica misma. Puesto que en el cine clásico de Hollywood la cámara generalmente es controlada por un director hombre, la percepción del espectador está ligada a la orquestación de la visión masculina, esto conduce a un punto de intervención con las feministas. (Revista observaciones filosóficas)
Dickson y los demás hombres que se asociaron a las producciones destinadas al Kinetoscopio, como los hermanos Latham, buscan temas que enlacen con el gusto de las masas habituales en los lugares en los que se intalan sus máquinas con monedas, penni arcades en los U.S.A., ferias y romerias en Europa, con un sentido claro del show-business.
Imágenes llevadas magistralmente al cine. muchos años después, por Mel Brooks en El jovencito Frankenstein, para parodiar la ciencia-espectáculo.
Propuestas didácticas.
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