Una cadena de televisión emite un programa que se llama Mujeres ricas, de profesión desconocida, que aunque están recluidas en el ámbito privado del hogar no realizan ninguna tarea relacionada con él, excepto ir por las tiendas satisfaciendo todos sus caprichos: sábanas de seda de 600 euros el juego (igual que las que usa el Papa), ropa, zapatos, electrodomésticos. Las hay de todas las nacionalidades, y algunas son de pueblos que llegan a los mismos lugares que ellas pero para realizar trabajos propios de la servidumbre. Viendo este programa cobran fuerza las teorías de Teresa de Lauretis: hemos de analizar la situación de las mujeres teniendo siempre en cuenta la posición económica, la orientación sexual, o el país de origen.
Los pobres músicos desempoderados deben hacer de monitos de feria de estas ociosas mujeres. Algunas, como la que ilustra este post y cuyo nombre no viene a cuento, son auténticos montajes televisivos para fomentar la experiencia vicaria de los empobrecidos espectadores. Este fenómeno fue muy bien analizado por Virginia Woolf en Mrs.Dalloway. Pero también puede ser un revulsivo para sectores de mujeres trabajadoras, esforzadas y cultas que tienen problemas para llegar a fin de mes o pasar la revisión de su envejecido coche.
El caso concreto que nos ocupa está teñido de ironía, usa música de películas de Tarantino y contrapone frases ignorantes y paletas a la alabanza de la cultura que hacen las anfitrionas. Su lema cultural más importante es: Tanto tienes tanto vales.
Los jóvenes de hoy ven menos televisión porque están en las redes sociales y su criterio respecto a la 'caja tonta' y la telebasura es muy negativo. De hecho son los primeros en reaccionar desde Facebook, Twiter o Twenty muy duramente; pero también es preciso analizar lo que circula por la red, motivo de gran preocupación de los padres, manifestado en las reuniones que los tutores realizan con ellos.
Los pobres músicos desempoderados deben hacer de monitos de feria de estas ociosas mujeres. Algunas, como la que ilustra este post y cuyo nombre no viene a cuento, son auténticos montajes televisivos para fomentar la experiencia vicaria de los empobrecidos espectadores. Este fenómeno fue muy bien analizado por Virginia Woolf en Mrs.Dalloway. Pero también puede ser un revulsivo para sectores de mujeres trabajadoras, esforzadas y cultas que tienen problemas para llegar a fin de mes o pasar la revisión de su envejecido coche.
El caso concreto que nos ocupa está teñido de ironía, usa música de películas de Tarantino y contrapone frases ignorantes y paletas a la alabanza de la cultura que hacen las anfitrionas. Su lema cultural más importante es: Tanto tienes tanto vales.
Los jóvenes de hoy ven menos televisión porque están en las redes sociales y su criterio respecto a la 'caja tonta' y la telebasura es muy negativo. De hecho son los primeros en reaccionar desde Facebook, Twiter o Twenty muy duramente; pero también es preciso analizar lo que circula por la red, motivo de gran preocupación de los padres, manifestado en las reuniones que los tutores realizan con ellos.
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