En La vida golfa de Javier Rioyo, se narra como en Semana Santa se sacaba a las prostitutas de la ciudad de Salamanca, y el Lunes de Pascua la población salía a recibirlas.
Como se puede comprobar la víctima del comercio carnal es siempre la mujer, ya que el hombre podía participar en todo tipo de actos religiosos sin singuna limitación. El objeto del deseo debía ser escondido.
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