diumenge, 28 de març del 2010

Roman Polanski: The ghost writer





En este film se han conjugado dos grandes hombres: un gran director, Roman Polanski y un gran actor Ewan McGregor, lo que resulta muy atratactivo para los seguidores de ambos. Por otro lado es sorprendente la rapidez con la que el cine anglosajón aborda los temas que preocupan a su población, como la Guerra de Irak y el papel de sus actores, proyectándose incluso al futuro y planteandose qué paises reconocen al Tribunal Penal Internacional. El film que nos ocupa es sólo uno más de los muchos que se han producido en torno a las últimas guerras y sus consecuencias en la población.

Roberto Cueto ( Una doble mirada. Cahiers de Cinema. Abril 2010) afirma que : "El escritor no pasará a la historia del cine por su guión (basado en una novela de Robert Harris), aunque establezca un malicioso paralelismo entre uno de sus personajes y el ex primer ministro Tony Blair, denuncie la complicidad del gobierno británico con la política estadounidense y ofrezca algún que otro malicioso diálogo sazonado con indudable ingenio (eso que los ingleses llaman wit. (...) La trama de la película no es, pues, más que la excusa para que Polanski construya una serie de brillantes set pieces repletas de guiños a los admiradores de su cine: unos exteriores que recuerdan los desolados páramos de Callejón sin salida; un proceso de vampirización del personaje principal por parte de un predecesor misteriosamente fallecido que nos retrotrae a El quimérico inquilino..."

El film está estructurado de tal manera que comienza con una elipsis del asesinato de un escritor fantasma o negro, sugerido en una secuencia muy repetida en el cine, en la que, cuando todos los coches se ponen en marcha para bajar del ferri, uno queda parado por la ausencia del conductor, y termina con el asesinato de su sucesor, que se produce fuera de campo y se representa en la pantalla por un montón de folios volando, mientras en la fachada de un edificio nos muestra una gran imagern del estadista Adam Lang. El personaje principal, encarnado por Ewn McGregor no tiene nombre, como la Rebeca de Hitchcock, y al igal que la heroina del inglés estará constantemente vampirizado por su antecesor, que sí lo tiene : McAra.

Encerrado en una isla, de la que no puede salir sin utilizar medios muy controlables por el poder, como el barco o el avión, en sí mismos pequeñas islas, descubre el asesinato usando un instrumento de las nuevas trecnologías, como el GPS de un automóvil que había utilizado McAra y que tenía en su memoria la última ruta que había seguido.

Los recursos fílmicos contribuyen a crear un ambiente agobiante, siempre nublado o lloviendo, usando en exteriores la luz natural y escasos focos en los interiores. Edificios con decoración minimalista y grandes cristaleras que lo integran en el espacio circundante, de acuerdo con la filosofía de Wrigth, y que permiten observar la inutilidad de los trabajos que realizan los sirvientes chinos, como barrer las hojas que caen de los árboles. Según Roberto Cueto lo más importante en Polanski es la articulación del film en torno a la observación constante por parte del personaje principal del entorno en el que se mueve, en un desesperado intento por entenderlo y dejar de sentirse aterrorizado por él. Como consecuencia el (anti)héroe, desbordado por las circunstancias, actúa cuando ya es demasiado tarde


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