La trilogía de la incomunicación: La Noche
La razón por la que en este blog estemos analizando la obra de grandes directores que brillaron en la década de los 60 es porque hoy, en una época de crisis, no sólo económica, sino de valores, con las televisiones imponiendo un modelo de sociedad-basura, muchos cineastas (Almodovar, Haneke, Marsahall...) están volviendo la mirada hacia ellos como referentes de un pensamiento racional y analítico, desde diversas latitudes de nuestra resquebrajada Europa. Es posible que en aquellos tiempos, en los que no existía la Unión Europea, los lazos entre las distintas culturas que la conforman fueran más fuertes.
"La Notte es una de las obras maestras del cine, que marcó una evolución estilística en Antonioni, discípulo de Rosellini, y considerado uno de los mejores directores del cine italiano" de todos los tiempos ( presentación de la película de Vellavisión")
Junto con El eclipse y La aventura, filmadas entre 1959 y 1961, formó una saga que fue denominada por los críticos como Trilogía de la incomunicación. Tras renunciar a las influencias del neorrealismo de Rosellini, del que fue colaborador, se internó por el camino de " la indagación sobre los motivos morales y psicológicos que impulsaban a sus personajes". Los argumentos de Antonioni eran mínimos, casi inexistentes. Por contra, los tiempos muertos y los silencios muy largos..."(Juan Zavala y otros. Cine contado con sencillez)
En consonancia con otros autores de la época (Bergman, Fellini...), pero desde una perspectiva cultural mediterránea, plantea los temas de la muerte, el amor, la incomunicación, la pérdida de la juiventud, el triunfo social y su contrapartida: la crisis del artista, pero también la búsqueda del tiempo perdido, que para Lidia (Jeanne Moreau) era el comienzo del amor en el modesto barrio de San Giovani y para Valentina (Monica Vitti) el sometimiento a una educación castrante, sin cuentos ni fantasías, limpia de malas hierbas en el seno de una rica familia...
Junto con El eclipse y La aventura, filmadas entre 1959 y 1961, formó una saga que fue denominada por los críticos como Trilogía de la incomunicación. Tras renunciar a las influencias del neorrealismo de Rosellini, del que fue colaborador, se internó por el camino de " la indagación sobre los motivos morales y psicológicos que impulsaban a sus personajes". Los argumentos de Antonioni eran mínimos, casi inexistentes. Por contra, los tiempos muertos y los silencios muy largos..."(Juan Zavala y otros. Cine contado con sencillez)
En consonancia con otros autores de la época (Bergman, Fellini...), pero desde una perspectiva cultural mediterránea, plantea los temas de la muerte, el amor, la incomunicación, la pérdida de la juiventud, el triunfo social y su contrapartida: la crisis del artista, pero también la búsqueda del tiempo perdido, que para Lidia (Jeanne Moreau) era el comienzo del amor en el modesto barrio de San Giovani y para Valentina (Monica Vitti) el sometimiento a una educación castrante, sin cuentos ni fantasías, limpia de malas hierbas en el seno de una rica familia...
A lo largo del film y como conector de las cuestiones que plantea, está siempre presente la reflexión del autor. Reflexión sobre el proceso creativo, presente en los autores del momento, ya fueran músicos, escritores, pintores, cineastas, en un momento en que nuestro mundo occidental se revolvía inestable y amagaba con una revolución del pensamiento. Ésto aleja, desde mi modesto punto de vista, a los cineastas de su medio de expresión, de hablar con la imagen,; se sienten obligados a pronunciar grandes manifiestos ante la cámara con excesiva explicitud. En los últimos momentos de su vida maestros como Bergman o Rhomer, entre otros, experimentaron la posibilidad de crear con las nuevas tecnologías digitales y de usar los nuevos soportes sin abandonar por ello su compromiso con la sociedad de remover las conciencias e involucrarla en la modificación de las condiciones que rigen las relaciones sociales.
Ahora los ataques a Giovanni (Marcelo Mastroiani) le vienen, no de la crítica, que al fin y al cabo es otra expresión intelectual, sino del muy prosaico mundo de los negocios. El primer choque se produce en la presentación de su libro, cuando un miembro de este club le pide un autográfo y él lo estampa en la página izquierda, por lo que debe escuchar una impertinencia: "Con ello sale ganando el libro, porque da valor a la página en blanco"; después en diversas conversaciones con el empresario Gherardini, que se considera a sí mismo un artista en la creación de empresas y se permite aconsejar al escritor que no se preocupe del dinero, que haga algo útil ( le propone dirigir un departamento de relaciones públicas para romper la incomunicación con sus empleados. Este problema se lo plantea Truffaut en "Besos robados") A la pregunta ¿ qué haría si no escribiese? Giovanni contesta "...Cuántas veces se pregunta hoy un escritor si la escritura no será un instinto irreprimible pero anticuado; este trabajo tan solitario, artesanal, ese ir poniendo una palabra tras otra, este trabajo imposible de mecanizar...Tal vez los industriales son capaces de construir sus sueños con personas de verdad, cosas de verdad; el ritmo de la vida y del tiempo está en sus manos, quizás el futuro."
Giovanni va contando a todos los que le quieren escuchar su crisis creativa. A su mujer, en el cabaret, tras ver el espectáculo de una bailarina, le dice: "La vida sería soportable si no existieran los placeres" Lidia le pregunta: ¿Es tuyo éso? , a lo que responde : " No, yo ya no tengo ideas, sólo recuerdos". A Valentine: " no creo que sea capaz de volver a escribir; no qué escribir sino cómo. Se llama crisis, hoy la tenemos muchos..."
Pero, lo que le rebela definitivamente es el acoso de un grupo de empresarios, uno de los cuales , más joven, ha intentado acostarse con su mujer,que supone un ataque terrible a su ego,sobre todo cuando le intentan humillar diciendo que Hemingway ha sabido ganar dinero, lo que no es despreciable, ni siquiera para un intelectual. Cuando el empresario joven afirma que su tiempo es antifilosófico y vil y que la democracia, en términos vulgares, significa hacer lo que veas, su reacción es violenta: "Conozco esa frase, es de un escritor a quien admiro, pero dicha así me causa horror, porque Usted lo ha dicho con cierta complacencia y en cambio quien la escribió lo hizo con desesperación". El señor Gherardini apostilla: Lo que importa es lo que se dice, no la intención" Algo estaba pasando desapercibido para todos: pocos años después se produjo la revolución del 68, que aún hoy día intenta combatir el Presidente Sarkozy.
Si he introducido tantas citas es porque la película está atravesada por una sucesión de diálogos, en los que el autor expone sus ideas a través de sus personajes . Pero comparto plenamente la afirmación de Jacques Aumont de que " el cineasta, a diferencia del escritor, opera en el nivel estilístico y no en el lingüístico". Nuestro gran Buñuel lo entendió muy bien y sintió la necesidad de expresarlo en El perro andaluz; también lo entendió el propio Antonioni, caundo realizo, para mí, su mejor película: Blow-up, de la que más tarde haré una pequeña referencia.
En medio de este debate ciego sobre un mundo desorientado, como lo está el nuestro, Antonioni nos va haciendo un retrato psicológico de las mujeres de la alta burguesía, de sus crisis vitales, su aburrimiento, su incapacidad para comunicarse, que refleja una visión pesimista del mundo de Antonioni y que interpretan magistralmente ambas actrices. Es quizás la parte más interesante del film, ya que todo ésto se explicita con imágenes, lenguaje propio del cine, y no se explica con palabras.
Lidia (Jeanne Moreau) es una mujer burguesa que se aburre, que no quiere estar en casa y pasea por el modesto barrio de San Giovani , donde vivió su amor con su marido, observándolo todo, tanto las casas arruinadas como los niños medioabandonados, los restos de objetos destrozados, e interviniendo en peleas entre jóvenes. Pero no puede enfrentarse a la muerte de su mejor amigo Garranti, sentimiento muy bien expresado por un salto de eje que la muestra de espaldas, enfrentada a los dos amigos, Tommaso Garranti y Giovanni Ponto, cuando está a punto de abandonar una habitación de hospital que la ahoga; Tommaso ha sido la persona que más la ha querido, sin esperar nada a cambio, y que ha luchado por su formación intelectual, como confesará al final, cuando ya haya muerto. Mientras, la madre, asiste a la agonía de su hijo, reprimiendo todo dolor e impidiendo una explosión exterior que pueda afectar al hijo; incluso toma champagne con él y su amigo.
Valentina, niña rica de veinte años, e hija del empresario Gherardini confiesa a Giovanni, utilizando el código lingüístico lúdico, que una vez jugo y le salió mal; el amor limita a las personas y hay algo en él que crea el vacío: "Cuantas veces he intentado comunicarme con alguien lo he perdido todo" Se define como una superficial a la que le gusta más hacer que leer, intentando deshacer el equívoco del escritor que la ha visto leyendo una novela, "Sonánbulos". Pero lo más confuso es que, cuando se queda a solas con Lidia, se produce un ambiguo juego de miradas y algo similar a una caricia al secarle el pelo. Tras hablar con ambos, cuya expresión va siendo captada con la cámara, les reprocha: " Entre los dos me habéis dejado destrozada esta noche" ¿A qué se refería cuando dijo que algo le salió mal?
Creo que este tratamiento de la psique de las mujeres es la parte mejor realizada de la película; las vemos ninguneadas en las conversaciones que los hombres consideran importantes, bellísimos objetos que decoran fiestas y nigth clubes, y que tienen una vida sin objetivos, como simples comparsas de los hombres.
Tan importantes como los personajes son las imágenes de edificios y paisajes, en planos largos, que enmarcan sus historias. Milán se nos muestra como lo que es, un desastre urbanístico, producto de la especulación inmobiliaria, con un tráfico aberrante y desordenado, en la que conviven edificios emblemáticos antiguos con modernos edificios, cuya imagen inmaculada y cristalina se ve empañada con una pobre vieja que come restos de basura. El hombre frente al edicio, reflejado en el mismo como en un espejo en una simbiosis perfecta.
Ahora los ataques a Giovanni (Marcelo Mastroiani) le vienen, no de la crítica, que al fin y al cabo es otra expresión intelectual, sino del muy prosaico mundo de los negocios. El primer choque se produce en la presentación de su libro, cuando un miembro de este club le pide un autográfo y él lo estampa en la página izquierda, por lo que debe escuchar una impertinencia: "Con ello sale ganando el libro, porque da valor a la página en blanco"; después en diversas conversaciones con el empresario Gherardini, que se considera a sí mismo un artista en la creación de empresas y se permite aconsejar al escritor que no se preocupe del dinero, que haga algo útil ( le propone dirigir un departamento de relaciones públicas para romper la incomunicación con sus empleados. Este problema se lo plantea Truffaut en "Besos robados") A la pregunta ¿ qué haría si no escribiese? Giovanni contesta "...Cuántas veces se pregunta hoy un escritor si la escritura no será un instinto irreprimible pero anticuado; este trabajo tan solitario, artesanal, ese ir poniendo una palabra tras otra, este trabajo imposible de mecanizar...Tal vez los industriales son capaces de construir sus sueños con personas de verdad, cosas de verdad; el ritmo de la vida y del tiempo está en sus manos, quizás el futuro."
Giovanni va contando a todos los que le quieren escuchar su crisis creativa. A su mujer, en el cabaret, tras ver el espectáculo de una bailarina, le dice: "La vida sería soportable si no existieran los placeres" Lidia le pregunta: ¿Es tuyo éso? , a lo que responde : " No, yo ya no tengo ideas, sólo recuerdos". A Valentine: " no creo que sea capaz de volver a escribir; no qué escribir sino cómo. Se llama crisis, hoy la tenemos muchos..."
Pero, lo que le rebela definitivamente es el acoso de un grupo de empresarios, uno de los cuales , más joven, ha intentado acostarse con su mujer,que supone un ataque terrible a su ego,sobre todo cuando le intentan humillar diciendo que Hemingway ha sabido ganar dinero, lo que no es despreciable, ni siquiera para un intelectual. Cuando el empresario joven afirma que su tiempo es antifilosófico y vil y que la democracia, en términos vulgares, significa hacer lo que veas, su reacción es violenta: "Conozco esa frase, es de un escritor a quien admiro, pero dicha así me causa horror, porque Usted lo ha dicho con cierta complacencia y en cambio quien la escribió lo hizo con desesperación". El señor Gherardini apostilla: Lo que importa es lo que se dice, no la intención" Algo estaba pasando desapercibido para todos: pocos años después se produjo la revolución del 68, que aún hoy día intenta combatir el Presidente Sarkozy.
Si he introducido tantas citas es porque la película está atravesada por una sucesión de diálogos, en los que el autor expone sus ideas a través de sus personajes . Pero comparto plenamente la afirmación de Jacques Aumont de que " el cineasta, a diferencia del escritor, opera en el nivel estilístico y no en el lingüístico". Nuestro gran Buñuel lo entendió muy bien y sintió la necesidad de expresarlo en El perro andaluz; también lo entendió el propio Antonioni, caundo realizo, para mí, su mejor película: Blow-up, de la que más tarde haré una pequeña referencia.
En medio de este debate ciego sobre un mundo desorientado, como lo está el nuestro, Antonioni nos va haciendo un retrato psicológico de las mujeres de la alta burguesía, de sus crisis vitales, su aburrimiento, su incapacidad para comunicarse, que refleja una visión pesimista del mundo de Antonioni y que interpretan magistralmente ambas actrices. Es quizás la parte más interesante del film, ya que todo ésto se explicita con imágenes, lenguaje propio del cine, y no se explica con palabras.
Lidia (Jeanne Moreau) es una mujer burguesa que se aburre, que no quiere estar en casa y pasea por el modesto barrio de San Giovani , donde vivió su amor con su marido, observándolo todo, tanto las casas arruinadas como los niños medioabandonados, los restos de objetos destrozados, e interviniendo en peleas entre jóvenes. Pero no puede enfrentarse a la muerte de su mejor amigo Garranti, sentimiento muy bien expresado por un salto de eje que la muestra de espaldas, enfrentada a los dos amigos, Tommaso Garranti y Giovanni Ponto, cuando está a punto de abandonar una habitación de hospital que la ahoga; Tommaso ha sido la persona que más la ha querido, sin esperar nada a cambio, y que ha luchado por su formación intelectual, como confesará al final, cuando ya haya muerto. Mientras, la madre, asiste a la agonía de su hijo, reprimiendo todo dolor e impidiendo una explosión exterior que pueda afectar al hijo; incluso toma champagne con él y su amigo.
Valentina, niña rica de veinte años, e hija del empresario Gherardini confiesa a Giovanni, utilizando el código lingüístico lúdico, que una vez jugo y le salió mal; el amor limita a las personas y hay algo en él que crea el vacío: "Cuantas veces he intentado comunicarme con alguien lo he perdido todo" Se define como una superficial a la que le gusta más hacer que leer, intentando deshacer el equívoco del escritor que la ha visto leyendo una novela, "Sonánbulos". Pero lo más confuso es que, cuando se queda a solas con Lidia, se produce un ambiguo juego de miradas y algo similar a una caricia al secarle el pelo. Tras hablar con ambos, cuya expresión va siendo captada con la cámara, les reprocha: " Entre los dos me habéis dejado destrozada esta noche" ¿A qué se refería cuando dijo que algo le salió mal?
Creo que este tratamiento de la psique de las mujeres es la parte mejor realizada de la película; las vemos ninguneadas en las conversaciones que los hombres consideran importantes, bellísimos objetos que decoran fiestas y nigth clubes, y que tienen una vida sin objetivos, como simples comparsas de los hombres.
Tan importantes como los personajes son las imágenes de edificios y paisajes, en planos largos, que enmarcan sus historias. Milán se nos muestra como lo que es, un desastre urbanístico, producto de la especulación inmobiliaria, con un tráfico aberrante y desordenado, en la que conviven edificios emblemáticos antiguos con modernos edificios, cuya imagen inmaculada y cristalina se ve empañada con una pobre vieja que come restos de basura. El hombre frente al edicio, reflejado en el mismo como en un espejo en una simbiosis perfecta.
Al final Lidia hace una pregunta retórica ¿Qué esperan esos músicos que siguen tocando? ¿Qué amanecerá un día mejor? A continuación le confiesa a Giovanni su desamor, que no ha podido resistir a la rutina. Le lee un escrito apasionado que el escritor no reconoce como propio, y que le escribió cuando estaba enamorado. El no acepta este fin y la seduce en la hierba.
Brevemente voy a contraponer este film a otro diametralmente opuesto del miosmo autor, Blow-up, en la que un fotógrafo ( David Hemmings) capta con su cámara lo que le parece un crimen. En su estudio va haciendo ampliaciones para encontrar indicios (blow-up), que le son robadas. Cuando acude al escenario no lleva la cámara y ve el cadáver. Más tarde, cuando vuelve, el cuerpo ha desaparecido, lo mismo que la película y las fotos. No existe la realidad no filmada. El ambiente es distinto, casas aparentemente modestas de Londres que esconden decorados minimalistas de gusto pop, muy elegantes y espaciosas, en un paisaje urbano artificialmente estilizado y con colores saturados y coches de lujo tradicionales , nada horteras. Sorprenden las mujeres jóvenes que soportan las mayores humillaciones del fotógrafo a cambio de que les haga un buch o catálogo fotográfico y que se desinhiben y desmadran en conciertos rock y hippies.
El film termina como empieza, con unos cómicos que nos recuerdan que todo es una representación. Su historia es verosímil, pero quizás tan irreal y simulada como su disfraz de obrero que abre la película y el juego de pelota ,en el que finge participar, que la cierra.; un primer plano nos muestra su expresión confundida. La cámara se aleja a medida que él va quedando empequeñecido en un gran manto verde de césped, hasta que practicamente desaparece.
Nuestros jóvenes que no conocieron el mundo que dio luz sa los Beatles lo entenderán muy bien. Hoy, lamentablemente, se cierra el ciclo con la venta de Abbey road.
El film termina como empieza, con unos cómicos que nos recuerdan que todo es una representación. Su historia es verosímil, pero quizás tan irreal y simulada como su disfraz de obrero que abre la película y el juego de pelota ,en el que finge participar, que la cierra.; un primer plano nos muestra su expresión confundida. La cámara se aleja a medida que él va quedando empequeñecido en un gran manto verde de césped, hasta que practicamente desaparece.
Nuestros jóvenes que no conocieron el mundo que dio luz sa los Beatles lo entenderán muy bien. Hoy, lamentablemente, se cierra el ciclo con la venta de Abbey road.
Reconozco que, aunque traten los mismos temas, los cineastas italianos nos aportan un viento freco y reflexivo, sin sacarnos de casa a respirar el aire de la calle, como ocurre después de ver un film de Bergman. Si hiciéramos ejercicios de introspección tan profunda muy a menudo, caeríamos en la depresión. Esto no quiere decir que sus reflexiones no sean muy oportunas.
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