Fellini realizó una obra colectiva, junto con Visconti, Monicelli y De Sica , producida por Carlo Ponti. Es su primera película en color y en ella están ya presentes dos rasgos que le caracterizan: el gusto por la simetría visual y el defiles de personajes. Filmada en los Estudios de Cinecitta, reproduce el barrio del EUR, construido para la Exposiciín Universal de Roma por Mussolini, que incluye un edificio muy emblemático para los romanos y al que llaman el nuevo Coliseo. Inspiró las obras de Giorgio de Chirico.
En una larga broma, que a muchos les suena a chascarrillo, evidenció la hipocresía de una sociedad que ve en las mujeres ese oscuro objeto del deseo y de la incitación al pecado, y lo hace con una Anita Ekberg descomunal, surrealista, gigante y monstruosa, que despierta los peores instintos del muy católico Doctor Antonio. El escandaloso cartel en que la diosa de los romanos anuncia leche, se convierte en lugar de reunión de ese mosaico de personajes variopintos que desfilan en las películas del autor: colegios de curas, obreros, prostitutas, familias...que se reunen en torno al mismo de manera festiva; lo que antes era un solar se ha convertido en una feria en la que Fellini exhibe a sus monstruos. Al mismo tiempo ridiculiza todo el entorno beato y cursi del doctor Antonio, que en el fondo arde en deseos por la mujer; especialmente malparada sale la hermana de Antonio, Donatella, que se cree santa y sufre todo tipo de místicos padecimientos.
En una larga broma, que a muchos les suena a chascarrillo, evidenció la hipocresía de una sociedad que ve en las mujeres ese oscuro objeto del deseo y de la incitación al pecado, y lo hace con una Anita Ekberg descomunal, surrealista, gigante y monstruosa, que despierta los peores instintos del muy católico Doctor Antonio. El escandaloso cartel en que la diosa de los romanos anuncia leche, se convierte en lugar de reunión de ese mosaico de personajes variopintos que desfilan en las películas del autor: colegios de curas, obreros, prostitutas, familias...que se reunen en torno al mismo de manera festiva; lo que antes era un solar se ha convertido en una feria en la que Fellini exhibe a sus monstruos. Al mismo tiempo ridiculiza todo el entorno beato y cursi del doctor Antonio, que en el fondo arde en deseos por la mujer; especialmente malparada sale la hermana de Antonio, Donatella, que se cree santa y sufre todo tipo de místicos padecimientos.
Es admirable la desenvoltura con que Fellini se rie de todo y de todos, lo que no es muy comprendido en el entorno del otro autor de su época, Ingmar Bergman, que hace decir a uno de sus personajes de Pasión que Italia está llena de gente fea y vulgar. Esto a Fellini le trae sin cuidado, y realiza una película onírica, pero no en forma de pesadilla, por lo menos para el espectador (quizás si para el dottor Antonio), sino de autocrítica feroz del colectivo humano del que forma parte. No me desagrada.
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