Muchos se quejan del dinero que se gastan las instituciones y la educación para fomentar el respeto hacia los seres humanos más desempoderados y débiles. De lo que se debían lamentar es de que toda esta inversión económica y humana quede neutralizada por los mensajes, mucho más intensos y emitidos a lo largo de todo el día en la gran cantidad de cadenas, públicas y privadas, que arruinan los modestos esfuerzos de aquellos que no tienen canales tan poderosos de expresión.
En los últimos tiempos hemos tenido ejemplos dolorosos: el libro de Sanchez Drago, el manifiesto de Boadella y Savater y el regodeo, en sus miserias, de Salvador Sostres. ¡Que no nos tachen de anti-liberales! ¡Que se introduzcan en los ambientes del horror y dejen de vociferar tanto en los medios! Aprenderían que, lejos de su mundo de 'señoritos', hay un inframundo que conocen sólo literariamente.
Mucho mejor nos iría a todos si ellos se metieran en las clases y se enfrentaran a aquello de lo que se ríen y nos dejaran los micrófonos.
Lo más lamentable es el ambiente relajado de una conversación tan asquerosa, con presencia de niños extranjeros, marroquíes, a los que también se permite el tipo el lujo de insusltar. A Isabel San Sebastián sólo le preocupa su hija; las demás...¡ya se apañarán sus padres o educadores!.
Lo peor de todo es que todos los jóvenes ven estos programas, no podemos ser hipócritas, y muchos les ríen las gracias y ¡aprenden! ¿Creen algunos que las campañas institucionales y la asignación de parte del presupuesto para combatir la violencia de género es un malgasto y se debiera suprimir y en su lugar dejarla en manos de estos personajes ? Después les toca a los profesores 'reeducar 'a los jóvenes.
¿Qué hubiera podido hacer la presentadora ? Varias cosas: no llevar a elementos así a su programa como invitados; en caso de no poder evitarlo y ante la presencia de menores, levantarse e irse; no reír ninguna de estas groserías...
En los últimos tiempos hemos tenido ejemplos dolorosos: el libro de Sanchez Drago, el manifiesto de Boadella y Savater y el regodeo, en sus miserias, de Salvador Sostres. ¡Que no nos tachen de anti-liberales! ¡Que se introduzcan en los ambientes del horror y dejen de vociferar tanto en los medios! Aprenderían que, lejos de su mundo de 'señoritos', hay un inframundo que conocen sólo literariamente.
Mucho mejor nos iría a todos si ellos se metieran en las clases y se enfrentaran a aquello de lo que se ríen y nos dejaran los micrófonos.
Lo más lamentable es el ambiente relajado de una conversación tan asquerosa, con presencia de niños extranjeros, marroquíes, a los que también se permite el tipo el lujo de insusltar. A Isabel San Sebastián sólo le preocupa su hija; las demás...¡ya se apañarán sus padres o educadores!.
Lo peor de todo es que todos los jóvenes ven estos programas, no podemos ser hipócritas, y muchos les ríen las gracias y ¡aprenden! ¿Creen algunos que las campañas institucionales y la asignación de parte del presupuesto para combatir la violencia de género es un malgasto y se debiera suprimir y en su lugar dejarla en manos de estos personajes ? Después les toca a los profesores 'reeducar 'a los jóvenes.
¿Qué hubiera podido hacer la presentadora ? Varias cosas: no llevar a elementos así a su programa como invitados; en caso de no poder evitarlo y ante la presencia de menores, levantarse e irse; no reír ninguna de estas groserías...
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