Ahora que llega el 8 de marzo, Dia Internacional de la Mujer Trabajadora, no está de más echar un vistazo a cómo tratan otros países el tema de la pubertad y la adolescencia, cuando tenemos los centros educativos llenos de jóvenes. Del blog cinemusicarosalabrandero tomamos este post sobre un film canadiense que abordando el tema desde el realismo mágico, nos presenta los monstruos que atormentan a los que están dejando de ser niños.
Ginger Snap es un film de iniciación, de transición de la infancia a la pubertad, y de entrada en la adolescencia, cuya línea la marca la menstruación, en este caso tardía de una de las dos hermanas Ginger y Brigitte. Estas jóvenes tienen una relación enfermiza, fruto de una educación castrante, que las convierte en muy siniestras, tanto que asustan a sus profesores con fotos pseudo-snaps. Han prometido no separarse jamás, y en caso de verse obligadas por las circunstancias ofrecerse en un ritual a la muerte.
Ginger (Katherinne Isabelle) es la primera en tener la regla, lo que implica un necesario distanciamiento, al menos en las condiciones físicas y vitales de ambas, lo que favorecerá la liberación de todos los demonios, relacionados con el sexo y los muchachos, de ambas jóvenes; Ginger se convierte en un monstruo y contará con la colaboración de Brigitte (Emily Perkins). Llegados al ecuador el film se deriva hacia lo sobrenatural, los licántropos toman protagonismo, y cada vez que Ginger contacta sexualmente con un joven sin precauciones lo contagia. Uno de estos adolescentes que presume de saber botánica, y que en realidad cultiva 'maria' les da una solución para purificarse: colocarse un piercing de plata, material del que están hecha las balas con las que se puede matar a los hombres-lobo. Todas las fantasías juveniles trascendidas al universo de los adolescentes cobran vida.
La inconsciencia y atrevimiento propios de la edad impulsan a Brigitte, que ha descubierto una flor salvaje, capucha de monje o matalobos, de la que no conoce las propiedades ni las dosis adecuadas a sus propósitos , a inyectársela a Ginger, aunque en realidad acaba en el cuello de un joven infectado, el primero con el que tuvo relaciones su hermana mayor al convertirse en 'mujer'.
Mezcla el cine mágico, la licantropía y el slasher, subgénero de terror, en la que un/una psicópata asesina brutalmente a adolescentes fuera de la supervisión de los adultos; la mayoría de las veces las víctimas están envueltas en sexo prematuro o consumo de drogas. Aquí se une una madre débil mental, que se adorna las orejas con calabazas de Halloween y que no quiere perder a sus hijas, proponiendo el sacrificio de las tres mediante un escape de gas. El miedo a un embarazo prematuro que caracteriza a las sociedades patriarcales inculca en el imaginario de las jóvenes un terror irracional al sexo contrario, hasta el punto de considerar al propio padre como un enemigo. El resultado será el contrario al perseguido por la familia: la joven, superada la etapa de la infancia huirá para siempre de un hogar en el que se siente oprimida, deseando no volver jamás.
El éxito de este tipo de películas en la audiencia ha generado múltiples secuelas. La mezcla de géneros permite una profundización en los desequilibrios que se producen en la delicada transición de la pubertad ala adolescencia. El relato es entretenido y las jóvenes desempeñan un buen papel.
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