Los que trabajamos en un centro educativo sabemos lo difícil que es abrirse camino en la educación en igualdad y los obstáculos e incomprensiones que sufrimos. La calumnia (1961) , de Wuilliam Wiler, gran director de actores, tiene como tema central la homosexualidad, la homofobia, la 'maldad', tanto de los viejos como de los niños, de una sociedad elitista, que teóricamente busca la mejor educación para sus hijos, y muchas veces tiene como resultado la maledicencia, el egoísmo e incluso la cleptomanía, que los convierte en vulnerables o insensibles ante la injusticia social.
Marta Dobie (Shirley MLaine) y Karen Wright (Audrey Hepburn ) son dos jóvenes amigas que fundan una pequeña escuela para niñas de la clase media alta, y sus estrictos procedimientos irritan a una de las malcriadas niñas, que, tras oir una conversación de adultos intuye algo y acusa a las mujeres de mantener una relación amorosa; esta niña consigue la complicidad de una de las compañeras de cuarto, cleptómana, a la que chantajea con denunciar sus pequeños hurtos, si no avala su versión de los hechos. Esparcida la calumnia va envenenando a todos, incluso al novio de Karen, que comienza a dudar de ella; nadie, ni la tía de Marta, responsable de los problemas de su sobrina, de la que constantemente se aprovecha, acude al juicio a defenderlas, por lo que su denuncia es rechazada.
En la travesía del desierto que las jóvenes inician, Marta descubre que lo que le ha amargado toda su vida es algo en lo que no se atrevía ni a pensar: verdaderamente estaba enamorada de Karen, pero en una sociedad patriarcal y represora estos sentimientos le hacen sentirse sucia y el descubrimiento terrible le conducirá a un camino sin salida. Aunque por un hallazgo casual queda al descubierto la mentira de las niñas, nadie puede reparar el daño causado; las palabras han cambiado ya su significado: hombre, mujer, matrimonio...
En un mundo como el nuestro en el que la formación en igualdad entre hombres y mujeres,gordos y flacos, negros o blancos...se sigue menospreciando por amplios sectores de la sociedad, sigue vigente la denuncia de William Wiler de un fundamentalismo cristiano en el que no sólo se peca obrando, sino con el pensamiento o la omisión de la denuncia. Si es grave para las mujeres la calumnia, para Marta lo es más el descubrimiento de su homosexualidad que la lleva al suicidio.
Filmada en blanco y negro, con bellísimos primeros planos de las protagonistas, resulta memorable la última secuencia, en la que Karen con la cabeza muy alta, pasa entre el colectivo miserable de 'jueces', tras enterrar a su amiga. Ella ha dado un gran paso adelante en la comprensión de las diferencias entre los hombres; los demás quedan cargados con una culpa de la que no podrán desprenderse.
La monstruosa niña que aprovecha las debilidades de todos, incluso de su compañera cleptómana, mal educada por su soberbia abuela, no inicia su maduración como persona con las pretensiones iniciales de su familia.
William Wiler pertenece a una generación de hombres que, además de realizar buenas y bellas películas ( Vacaciones en Roma, Horizontes de Grandeza, Ben-Hur...) pensaba que merecía la pena denunciar aquellas actitudes humanas que no sólo hacen infelices a las víctimas, sino también a los verdugos. Todos pierden.
No es la primera vez que se representa en el cine la maldad de los niños ( '¿Quien puede matar a un niños ?', de Narciso Ibañez Serrador, 'El pueblo de los malditos' , de Wolf Rilla, y recientemente 'La cinta blanca' de Haneke); The children's hour ('La calumnia') es la adaptación de una novela homónima de Lilian Hellmann.
Reflexiones pedagógicas:
Éste es un film que pone en evidencia el daño que se puede hacer a las personas diferentes por cualquier razón, y que incluso los más jóvenes pueden caer en esta trampa.
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